Palabras sanadoras para los heridos

Mary McClusky

15 de agosto de 2014

Un artículo reciente sobre cómo comunicar el mensaje pro vida me hizo asentir pero también disentir. Aunque menciona correctamente que las palabras son poderosas y pueden dar forma a las opiniones, también indica que siempre debemos usar palabras como “matar” y “pecado” para referirnos al aborto. El artículo debía haber nombrado la importancia de ser conscientes de nuestro público al elegir qué palabras decir y cuándo decidimos decir algo o simplemente escuchar. Aunque nunca debemos evitar el hecho de que el aborto termina con una vida, como comunidad pro vida debemos ser conscientes de que nuestro público casi siempre incluirá a mujeres que se han realizado un aborto o a gente que ha participado en uno. Debemos hacer un esfuerzo especial de usar palabras de amor y misericordia, más que de juicio y condena, para ayudar mejor a quienes necesitan el toque sanador de Cristo y ayudar a prevenir más pérdidas de vidas y almas.

El impacto del aborto es extenso. Después de 41 años de la legalización del aborto en Estados Unidos, la cifra de muertos supera los 55 millones de niños. Debido a la repetición de abortos, aproximadamente 35 millones de mujeres han perdido uno o más niños a causa de un aborto. Además, un número aproximadamente igual de hombres han concebido a un niño que luego fue abortado. Los abuelos del niño muerto u otros miembros de la familia suelen participar y ellos, también, pueden culparse por las fallas reales o imaginarias que contribuyeron a la muerte del niño.

Un sacerdote activo en el Proyecto Raquel, el ministerio sanador posaborto de la Iglesia, describió la desolación espiritual que viven las mujeres que se han realizado un aborto: “Muchas sienten que han cometido ‘el pecado imperdonable’ y están destinadas al infierno o que merecen la pena de muerte. La mayoría sufre esta desolación espiritual en silencio, por estar demasiado avergonzadas y sentirse poco dignas de buscar reconciliación con Dios”.

El hecho terrible es que muchas padecen este sufrimiento y culpa no resueltos que restringen su habilidad de vivir plenamente en la presencia del amor de Dios. La buena noticia es que Cristo ofrece esperanza, sanación y su misericordioso amor a todos los que han sufrido a causa de un aborto.

El Señor nos llama a ayudar para que ese encuentro con Cristo, el Sanador y Médico Divino, ocurra mediante nuestras palabras y acciones de compasión, y algunas veces incluso nuestra callada pero atenta presencia. Al escuchar los relatos de los heridos por el aborto y expresar la tristeza por su pérdida, podemos dar testimonio de la vida de su hijo y afirmar su derecho a llorar la pérdida. Mostrar amabilidad y ofrecer ayuda a quienes salen de una clínica donde se realizan abortos puede incluso ayudar a prevenir abortos repetidos animándolos a volcarse a grupos pro vida para recibir apoyo en un futuro embarazo inesperado.

Una persona que llamó al Proyecto Raquel demostró la importancia de una actitud compasiva. Dijo: “Había hecho un buen trabajo de castigarme durante años y sin duda no necesitaba que la persona al otro lado del teléfono me hiciera sentir peor. Pero, cuando finalmente llamé, no fue así en absoluto. La voz del otro lado fue cálida y llena de esperanza para mí. Mi camino de sanación comenzó el día en que hice la llamada telefónica”. Nuestro uso de palabras que transmiten amor, calidez y la misericordia de Dios pueden dar esperanza de su perdón y sanación a quienes luchan a raíz de un aborto pasado.

La Iglesia ofrece ayuda a quienes sufren las secuelas de un aborto mediante un ministerio basado en la diócesis generalmente llamado Proyecto Raquel. Si tú o alguien que conoces necesita ayuda, por favor visita www.esperanzaposaborto.org (www.hopeafterabortion.com para ayuda en Inglés)o llama al 1-888-456-HOPE.



Mary McClusky es directora adjunta del Desarrollo del Ministerio del Proyecto Raquel en el Secretariado de Actividades Pro-Vida de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos. Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos. Para más información acerca de las actividades pro vida de los obispos, vea www.usccb.org/prolife. Únase a los obispos en su llamado a la oración y al ayuno por la Vida, el Matrimonio y la Libertad Religiosa. Visite www.usccb.org/reza  o envíe el mensaje de texto “AYUNA” to 55000.