Por amor (In English)

Anne McGuire

2 de agosto de 2013

Me siento un poco como una "mujer sin país". Pienso en mi ciudad natal como mi "hogar". Sin embargo, cuando voy de visita, comprendo que mi lugar ya no está allí. En esta etapa transitoria de joven adulta, me ofrece gran consuelo la estabilidad y la naturaleza inmutable de Cristo y su Iglesia. Me aferro a Sus palabras: "Yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin de la historia" (Mt 28,20).

Pero también sé que no puedo aislarme y concebir mi relación con Cristo y su Iglesia como mi propia red de seguridad. En el versículo inmediatamente anterior a Mateo 28,20, Jesús les da a los discípulos un encargo que el Papa Francisco explicó el domingo a los 3 millones de personas presentes en su homilía en la Jornada Mundial de la Juventud:

Jesús no ha dicho: si quieren, si tienen tiempo vayan, sino que dijo: "Vayan y hagan discípulos a todos los pueblos". Compartir la experiencia de la fe, dar testimonio de la fe, anunciar el evangelio es el mandato que el Señor confía a toda la Iglesia, también a ti; es un mandato que no nace de la voluntad de dominio, de la voluntad de poder, sino de la fuerza del amor, del hecho que Jesús ha venido antes a nosotros y nos ha dado, no nos dio algo de sí, sino se nos dio todo él, él ha dado su vida para salvarnos y mostrarnos el amor y la misericordia de Dios.

Este encargo significa que no puedo centrarme en mí misma. He recibido el increíble regalo de saber que Dios me ama y que, al seguirlo, me convierto más plenamente en quien debo ser. Este regalo debe compartirse.

Vivimos en una sociedad en que las personas no conocen ni respetan su propia dignidad ni la dignidad de quienes las rodean. La gente anhela la plenitud, sin embargo dedica su vida a intentar llenar el vacío, que solo Dios puede llenar, con sustitutos poco satisfactorios. Es nuestra responsabilidad tender una mano por amor y compartir a Cristo con todos. Sin embargo, incluso las maneras en que lo hacemos enfrentan muchos desafíos, como las cada vez mayores amenazas contra la vida, el matrimonio y la libertad religiosa. Un ejemplo es el mandato del Departamento Federal de Salud y Servicios Humanos sobre los anticonceptivos, el cual llega tan lejos como amenazar la habilidad de las escuelas, organizaciones de beneficencia y hospitales católicos de servir a los otros según sus dictados morales.

Los obispos de EE.UU. han llamado a los fieles a renovar una cultura de la vida, del matrimonio y de la libertad religiosa en nuestro país mediante la oración, la penitencia y el sacrificio. Podemos participar de muchas poderosas maneras: las Horas Santas Eucarísticas mensuales, el rosario diario, oraciones especiales de los fieles, y la abstinencia de carne y el ayuno los viernes. Una nueva intención, reflexión y sección "Did you know?" se envía cada semana por correo electrónico o mensaje de texto. (Para inscribirse, envíe el mensaje de texto "fast" al 99000 o visite www.usccb.org/pray.)

Muchos hoy no comprenden el amor que Dios siente por cada uno de nosotros y lo que eso significa en nuestra vida. Es por ello que estoy feliz de unirme a miles de católicos de todo el país para responder al Llamado a la Oración por la Vida, el Matrimonio y la Libertad Religiosa. Piense en cómo puede participar e invite a sus familiares y amigos a hacer lo mismo.

Como dijo el Papa Francisco luego en su homilía: "Cuando juntos hacemos frente a los desafíos, entonces somos fuertes, descubrimos recursos que pensábamos que no teníamos". Redescubramos el poder de la oración. 

 


Anne McGuire es asistente ejecutiva para el Secretariado de Actividades Pro-Vida de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos. Para más información sobre las actividades pro vida de los obispos, visita www.usccb.org/prolife.