Terminar con el aborto mediante la adopción

 

Mary McClusky

18 de febrero de 2011

Patty Voorhies no puede dejar de hablar de sus ocho hijos. Ella y su marido Gary respondieron al llamado de Dios de adoptar niños que otros podrían considerar indeseables. La vida diaria de la familia Voorhies apenas en las afueras del pequeño pueblo universitario de Hamilton, Nueva York, es un testimonio increíble de que cada niño es un don bello y único de Dios, puesto en esta tierra con un fin. Sin embargo en una sociedad que generalmente considera la adopción de manera positiva, la historia de la familia Voorhies proporciona respuestas importantes a muchas de las objeciones e ideas falsas que continúan siendo obstáculos en el camino de la adopción hoy día.

En la actualidad, algunas parejas que desean adoptar son reacias a adoptar a un niño con necesidades especiales. Por consiguiente, los niños con discapacidades tienen menos probabilidades de que terminen en un hogar afectuoso. Todos excepto uno de los hijos de la familia Voorhies nacieron prematuros, y todos nacieron con dependencia a medicamentos o con severas enfermedades crónicas. A pesar de que los doctores habían anticipado que varios serían sordos y ciegos, muchas de las afecciones que se esperaban nunca se desarrollaron o simplemente se superaron por medio del cuidado amoroso y atento de sus padres. Patty y Gary vieron a sus hijos no como problemas, sino como dones. “No puedo imaginar pensar ‘este hijo no es perfecto, y por lo tanto tengo que deshacerme de él’. Todos somos imperfectos y Dios nos ama de todas maneras”, afirma Patty.

Kolbe de catorce años tiene síndrome TAR, un raro desorden genético definido por la ausencia del hueso radio en el antebrazo. Aunque es de baja estatura y sus cortos brazos salen de los huesos de los hombros, Kolbe nada en forma regular en la piscina local y recientemente hizo un clavado desde el trampolín alto para una multitud que lo ovacionaba. A la mujer que una vez le preguntó a Patty: “¿Qué van a hacer con él?” Patty le contestó: “Lo vamos a amar”.

Algunos creen que los niños adoptados por hogares de un origen racial o cultura diferentes de la suya sufrirán burlas o falta de identidad. Los hijos de los Voorhies incluyen a dos afroamericanos, un chino americano y un sirio-judío, sin embargo todos los niños se llevan bien y se cuidan unos a otros. A Kolbe se lo educa católico, pero también ha elegido mantener el sabbat judío y está aprendiendo hebreo para honrar el legado de su madre biológica sirio-judía. “Todos nuestros hijos normalmente nunca se encontrarían en un centro comercial y acá son hermanos y hermanas”, afirma Gary.

La Iglesia alienta a los esposos y esposas con desafíos médicos, tales como la infertilidad, que se sientan llamados a adoptar hijos para “manifestar su generosidad” mediante la adopción (Catecismo de la Iglesia Católica, 2379). Con varios años de casados y aún sin hijos, Gary y Patty decidieron adoptar. Patty dice: “La adopción es simplemente otra manera de tener una familia". Dios nos llama Sus hijos porque cada miembro de la familia humana es hija o hijo adoptivo de Dios.

Algunos estigmas pasados asociados con la adopción ahora se están superando. Hoy día la gente más fácilmente describe las acciones valientes y desinteresadas de una madre biológica como “dar a un hijo en adopción”, en lugar de “abandonar” a un hijo. Sin embargo, los esfuerzos por aumentar el apoyo y el conocimiento pleno de la adopción deben continuar. Se debería alentar a las madres embarazadas que sienten que no pueden criar a un hijo solas a poner a su hijo en un hogar afectuoso. Necesitamos animar a los legisladores para que extiendan los créditos impositivos por adopción y los programas de asistencia a la adopción. La historia de la familia Voorhies es simplemente una entre muchas para compartir con el fin de promover la adopción. Celebra y afirma el don primordial que un extraño puede dar a otro: El don preciado de Dios de la vida y la familia por medio de la adopción. Por medio de estos esfuerzos, cada uno de nosotros puede ser una pieza en la eliminación del aborto y en vivir el plan de Dios para el amor y la vida.

Para saber más sobre la adopción, contacte Catholic Charities visitando Catholic Charities USA.


Mary McClusky es coordinadora de proyectos especiales para el Secretariado de Actividades Pro-Vida de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos. Para más información acerca de las actividades pro vida de los obispos, visite www.usccb.org/prolife.


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