Debbie Shinskie, columnista invitada

30 de junio de 2017

En la clínica local para abortos, un hombre mayor conduce un automóvil con cuatro mujeres jóvenes en el asiento trasero hacia el estacionamiento para pacientes. Las personas que rezan en la acera están preocupadas, no solo por el hecho de que el grupo está entrando a una clínica para abortos, sino también por la dinámica sospechosa que perciben. En un hecho distinto, al otro lado de la ciudad en el centro católico de atención de la salud para embarazadas, una mujer llorando le cuenta a la enfermera que un hombre la está vendiendo por sexo y tal vez esté embarazada.

La participación activa de la Oficina Respetemos la Vida de la Arquidiócesis de Nueva Orleans, en una campaña para crear conciencia sobre la trata de personas, ayudó a los que rezan en la acera y al personal del centro de embarazo a reconocer las señales de la trata de persona y realizar las llamadas apropiadas para denunciarla. Por medio de un esfuerzo de colaboración con los proveedores locales de servicios, la joven que estaba en el centro de salud fue reubicada rápidamente en un hogar seguro para víctimas del tráfico sexual.

Nueva Orleans es un destino conocido para la trata de personas. La economía popular impulsada por los turistas y la cómoda ubicación permite que haya un "mercado" para compradores y vendedores de estas víctimas. Tristemente, es un microcosmo de la trata que tiene lugar en todo el país.

Las estadísticas recolectadas a partir de la línea directa nacional para cuestiones de trata de personas del Proyecto Polaris revela que la mayoría de las víctimas femeninas de la trata de personas en este pais son vendidas por sexo, a menudo múltiples veces por día, hasta siete días a la semana. Según una investigación actual, esas víctimas tienen probabilidades de concebir en algún momento, aunque utilicen anticonceptivos con regularidad. Los tratantes a menudo obligan a estas mujeres a abortar a los hijos que conciban. Entonces, luchar contra la esclavitud actual de la trata de personas es un esfuerzo muy pro vida, para las mujeres y también los hijos en su vientre.

Las diócesis de todo el país están preparando diversos modos de responder a esta situación urgente. La respuesta local de la Arquidiócesis de Nueva Orleans es parte de un enfoque integral inspirado en el Plan Pastoral para Actividades Pro-Vida de los obispos estadounidenses, el proyecto católico para las actividades de respeto a la vida en toda la nación y localmente.

Además de crear conciencia pública sobre el tráfico sexual, el enfoque multifacético incluye la capacitación de los profesionales que ayudan. Estadísticas recientes indican que el 87% de los sobrevivientes a la trata tuvieron contacto con un proveedor de atención médica durante el tiempo que duró la trata, y un 57% de estas situaciones incluían una clínica para mujeres, un centro para emergencias o algún otro tipo de clínica de la zona. Los proveedores católicos de atención médica, los que rezan y los consejeros fuera de los centros de abortos, y otras personas que podrían encontrarse con víctimas de la trata se están capacitando para reconocer y asistir a las víctimas.

Crear conciencia sobre la trata de personas nos ayuda a colaborar con proveedores de asistencia por medio de nuestros donativos y servicios para víctimas y sobrevivientes. También ayuda a nuestras actividades de promoción local, estatal y federal para dar lugar a cambios legislativos.

Finalmente, la oración es de suma importancia. Esto ha formado un ministerio totalmente nuevo, nuestro Equipo de Oración Respetemos la Vida. Organizado por uno de los miembros de nuestro Comité sobre la trata de personas, el equipo dirige ejercicios de oración que incluyen a cientos de personas en toda la arquidiócesis: personas jubiladas, discapacitadas, confinadas en el hogar, en residencias de cuidados asistidos y otras que no pueden participar de este trabajo de otra manera.

La Iglesia seguirá luchando contra este mal oculto a simple vista. Además de rezar para que se multiplique los ministerios eficaces para las víctimas del tráfico sexual, averigüe en su diócesis los recursos que haya disponibles para aquellas personas que estén en mayor riesgo.


Debbie Shinskie es directora de la Oficina Respetemos la Vida de la Arquidíocesis de Nueva Orleans. Para conocer más sobre las actividades de los obispos y recursos para combatir la trata de personas, visite www.usccb.org/stopslavery.