Catequistas al Servicio - DeBroeck

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Preparación Inicial para un Encuentro con Cristo en el Sacramento de la Penitencia y la Reconciliación—Una Perspectiva de la Nueva Evangelización

por Ximena DeBroeck, M.A.,
Coordinadora de Formación para Adultos y Sacramentos en la Arquidiócesis de Baltimore

La XIII Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos se reunió en octubre de 2012 para discutir la "Nueva Evangelización Para la Transmisión de la Fe Cristiana". Al concluir el sínodo, cincuenta y ocho propuestas o proposiciones fueron formuladas por los obispos y entregadas al papa Benedicto XVI. Entre estas propuestas, hay una de interés particular para el tema de este domingo catequético, pues destaca la importante conexión entre el perdón de Dios y la Nueva Evangelización. Los Padres sinodales expresaron que "El sacramento de la Penitencia y la Reconciliación es el lugar privilegiado para recibir la misericordia y el perdón de Dios. Es un lugar para la sanación personal y comunitaria. En este sacramento, todos los bautizados tienen un encuentro nuevo y personal con Jesucristo, así como un nuevo encuentro con la Iglesia, lo que facilita una plena reconciliación a través del perdón de los pecados…" Por cierto, todos los sacramentos son dones, regalos de encuentro con Cristo; sin embargo, cada sacramento es único en la manera particular en que el encuentro puede transformar a la persona. En el caso del Sacramento de la Penitencia y la Reconciliación, el efecto particular es la sanación, la reconciliación y la restitución.

Debido a que con frecuencia se piensa que la formación sacramental es exclusivamente responsabilidad del catequista que tiene la 'tarea' específica de la preparación sacramental, este artículo presentará primeramente una visión más completa de quién es catequista y por tanto llamará la atención acerca de quién tiene la responsabilidad de transmitir la fe. El propósito de este artículo es ofrecer los siguientes puntos importantes a incluir en una sesión de formación para catequistas: una relación que necesita sanación, la disposición necesaria para recibir el Sacramento de la Penitencia y la Reconciliación, y catequesis esencial en la preparación para este sacramento. Además, este artículo ofrecerá sugerencias de pasajes bíblicos y puntos de reflexión sobre los mismos para ser incorporados en las sesiones de formación para catequistas, y también pasajes bíblicos y reflexiones adicionales que pueden ser usados por los catequistas en ocasiones de preparación sacramental de niños, jóvenes o adultos. Tres artículos, que están bajo la categoría de 'Material Didáctico' en los recursos para el Domingo Catequético 2014, deberían ser incluidos como parte del material en las sesiones de formación para los catequistas: "El Sacramento de la Penitencia y la Reconciliación: el Perdón en Cuatro Pasos Fáciles" por el monseñor Richard B. Hilgartner, "Exploración de las Formas y Opciones del Sacramento de la Penitencia y la Reconciliación" por el padre Daniel Merz, y "Catequesis sobre el Sacramento de la Penitencia y la Reconciliación" por el padre Peter Ryan, S.J.

¿Quién es catequista y quién es responsable de la preparación sacramental?

La formación sacramental es un componente integral de la evangelización y la catequesis. La catequesis es fundamentalmente responsabilidad de toda la comunidad cristiana. El obispo es el catequista principal de su diócesis y es asistido por el clero y los laicos. Toda persona que enseña la fe a niños, jóvenes o adultos es un catequista. Algunos hombres y mujeres laicos son catequistas voluntarios; otros trabajan para la Iglesia en diferentes labores catequéticas. Los padres de familia ocupan un lugar de gran responsabilidad y privilegio como los primeros evangelizadores y catequistas de sus hijos, y finalmente el clero tiene también responsabilidad catequética, pues su deber principal es de proclamar el Evangelio y catequizar. Por consiguiente, esta oportunidad de formación para catequistas puede ser utilizada con un grupo diverso de catequistas o con padres de familia de niños y jóvenes que están siendo preparados para los sacramentos.

Una relación que necesita sanación

Dios nos creó a su imagen y semejanza (Génesis 1:26-27). El lenguaje humano es inadecuado para expresar completamente lo que esta imagen significa, pero las Escrituras revelan varios atributos que nos ayudan a tener una idea de lo que es la imagen de Dios. Dios es santo, Dios es amor, Dios es misericordioso, ¡Dios es un Dios 'en relación'! La Trinidad es Dios en relación y constituye el misterio más fundamental de nuestra fe. Dios es una comunidad de tres personas distintas quienes, siendo de la misma substancia, existen en relación (el Padre con el Hijo, el Hijo con el Padre, etc.) en una comunión de amor. Ya que Dios es un ser relacional, es decir, Dios existe en relación, y él nos creó a su imagen, entonces nosotros somos creados para tener una relación con Dios y con el prójimo.

Fuimos creados a la imagen de la relación armónica y justa que existe entre las personas de la Trinidad, en otras palabras, fuimos creados en relación correcta y justa con Dios y con otras criaturas. El pecado quebrantó este estado de 'justicia original'. Las Escrituras revelan que Dios invita continuamente a los humanos a que regresen a una relación correcta y justa. Dios nunca se cansa de ofrecernos perdón y de recibirnos con amor cuando regresamos a estar en relación con él. En la exhortación apostólica postsinodal Evangelii Gaudium, el papa Francisco nos recuerda que,

Dios no se cansa nunca de perdonar, somos nosotros los que nos cansamos de acudir a su misericordia. Aquel que nos invitó a perdonar "setenta veces siete" (Mt 18,22) nos da ejemplo: Él perdona setenta veces siete. Nos vuelve a cargar sobre sus hombros una y otra vez. Nadie podrá quitarnos la dignidad que nos otorga este amor infinito e inquebrantable. Él nos permite levantar la cabeza y volver a empezar, con una ternura que nunca nos desilusiona y que siempre puede devolvernos la alegría.

Cristo ha reconciliado a la humanidad con Dios, y así entonces restituyó la relación justa. La restitución de la relación justa es el punto central de la doctrina de justificación. El artículo del monseñor Hilgartner habla de la justificación como el primer acto de reconciliación. En la Encarnación, Cristo asumió la naturaleza humana para mostrarnos el amor de Dios más completamente, para ser nuestro modelo de santidad, para sanar nuestra humanidad herida, y para reconciliarnos [y justificarnos] con Dios. A través del Misterio Pascual (pasión, muerte, resurrección y ascensión), Cristo nos reconcilió con el Padre y nos hizo partícipes de su naturaleza divina, para que entonces podamos tener vida eterna (Juan 3:16; Romanos 3:23-26 y 6:4-8; 2 Pedro 1:3-4). Los milagros de Cristo durante su ministerio público fueron principalmente ocasiones de sanaciones y restitución a la vida en comunidad. Esta concreta y evidente restitución a la comunidad fue un signo que señalaba a la intangible e impalpable restitución de la relación con Dios. El Catecismo de la Iglesia Católica explica que las palabras y acciones de Jesús anticipaban la fuerza y el poder del Misterio Pascual, misterio de donde brotan los dones de amor, justificación y salvación que son recibidos a través de los sacramentos.

Es importante entender que sólo Dios perdona; sólo él tiene el poder y autoridad de perdonar y reconciliar. Sin embargo, la reconciliación es recibida a través de la Iglesia en los Sacramentos del Bautismo y la Reconciliación. Como está explicado en los artículos de monseñor Hilgartner, del padre Merz, y del padre Ryan, el Sacramento de la Penitencia y la Reconciliación expresa una invitación de origen divino y espera una respuesta humana. El amor y misericordia de Dios tienen primacía en este sacramento, y de hecho en todos los sacramentos. La Iglesia, a través de sus ministros, ofrece el perdón y reconciliación de Dios. Sin embargo, el recibir este regalo de perdón no es suficiente; es necesario también que quien lo recibe lo acepte y coopere con la gracia divina.

Disposición necesaria para recibir el Sacramento

La disposición es un tema fundamental que debe ser presentado como parte de la preparación para los sacramentos. Cuando uno está debidamente dispuesto, el efecto de la gracia recibida en la celebración de los sacramentos conduce a una transformación de la persona y al crecimiento del amor en la relación con Dios y el prójimo. "[Los sacramentos] dan fruto en quienes los reciben con las disposiciones requeridas".

Es esencial que entendamos bien, y por lo tanto que enseñemos correctamente, que los sacramentos no son simplemente rituales y ceremonias "mágicas" que causan un efecto particular. Los sacramentos no causan efectos independientemente de la voluntad y disposición de quien los recibe. De hecho, los sacramentos son signos eficaces que efectúan la gracia que significan, porque es Cristo mismo quien actúa en ellos. Sin embargo, los frutos de los sacramentos dependen de la disposición de quien los recibe. Para explicar la importancia de la disposición, Tomás Aquino expresó que, para aquellos que reciben el Bautismo como adultos, los efectos varían mucho; algunos reciben más gracia que otros de acuerdo a la disposición de cada uno.

Específicamente, en el Sacramento de la Penitencia y la Reconciliación, el penitente no sólo debe creer en la gracia, el perdón y la misericordia de Dios, sino que también debe estar consciente de la realidad del pecado en su vida, desear una conversión del corazón y además estar dispuesto a cooperar con la gracia divina. La disposición del penitente es expresada en las acciones de contrición, confesión, y penitencia (satisfacción), acciones que están presentadas en los tres artículos previamente aludidos. A pesar de que no siempre se lo menciona como una acción del penitente, es importante tomar en cuenta que el examen de conciencia es crítico para estar debidamente dispuesto a recibir este sacramento. Es en este paso inicial que uno se da cuenta y reconoce que la relación ha sido quebrantada o herida y que la relación necesita sanación, y es desde este momento que seguirá la contrición, al igual que la confesión de pecados y la satisfacción.

Catequesis esencial para el Sacramento de la Penitencia y la Reconciliación

Como catequistas meticulosos y responsables deseamos ofrecer la preparación correcta para la celebración de este sacramento. De todo corazón queremos dar la mayor cantidad de información posible, para que así aquellos que reciban el Sacramento sepan lo suficiente; sin embargo, a veces corremos el riesgo de perder de vista lo que es realmente esencial. Con frecuencia, a pesar de todos nuestros grandes esfuerzos en dar información, nos quedamos perplejos cuando los niños, jóvenes o adultos a quienes hemos preparado no practican la fe con regularidad años o sólo meses después de recibir los Sacramentos. Nuestra labor como catequistas no es juzgar a estas personas, pero sí encontrarlas donde sea que estén en su jornada de fe y continuar guiándolas hacia Cristo. Sin embargo, sí es conveniente que los catequistas reflexionemos sobre los métodos y normas catequéticos actuales y con el corazón abierto y humilde pidamos al Espíritu Santo que nos dé sabiduría para evaluar estos métodos y normas, y el debido valor para cambiar lo que necesite ser cambiado.

Es importante que los catequistas entiendan bien el objetivo de la formación en la fe a todo nivel, incluso en el área de preparación sacramental. El objetivo no es simplemente acumular información, sino formar discípulos deliberados e intencionales. Un discípulo intencional es alguien que desea tener una relación personal con Cristo; un discípulo intencional no es formado en uno o dos años; un discípulo intencional es alguien cuya vida es una jornada continua dedicada a profundizar la relación con Cristo, y es alguien que desea sanación y restitución de la relación cuando el pecado ha herido dicha relación.

Un discípulo es formado primeramente al escuchar la Buena Nueva del Señor. Es muy importante que entendamos que la evangelización tiene que suceder antes de la catequesis; es esencial no solamente que lo entendamos, sino también que lo practiquemos. La proclamación del kerygma, el contar la historia del amor de Dios y de cómo nos invita a tener una relación personal con él, provee el terreno fértil para que la catequesis eche raíces. Esto no es simplemente una moda nueva y pasajera, o un experimento; esto es realmente la pedagogía divina. Así es como Cristo formó a sus primeros discípulos; él los invitó, diciéndoles síganme (Mateo 4:18-19; Marcos 1:16-17; Mateo 9:9; Marcos 2:13-14; Lucas 5:27), vengan y lo verán (Juan 1:39); y entonces él les mostró el amor incondicional, la misericordia y el perdón del Padre.

Frecuentemente nos enfocamos en dar información, pero esta información, que es recibida a nivel intelectual, no conducirá a una transformación a menos que el corazón esté abierto a tener un encuentro con Dios. El Directorio Nacional para la Catequesis nos ofrece puntos clave que deben ser incluidos en la preparación para el Sacramento de la Penitencia y la Reconciliación. La catequesis para este sacramento "depende, en primera instancia, del reconocimiento que haga la persona del amor fiel de Dios, de la existencia del pecado, de la capacidad de cometer pecado y del poder de Dios de perdonar el pecado y reconciliar al pecador con él mismo y con la Iglesia". Los puntos esenciales en la catequesis para preparar a quienes van a recibir el Sacramento de la Reconciliación deben acentuar lo siguiente:

  • El plan de Dios para la salvación de todas las personas, el cual está expresado en su deseo de que cada uno de nosotros seamos reconciliados con él y vivamos en una relación justa con él y con los demás.

  • El amor y misericordia infinitos de Dios que son sentidos cuando él continuamente nos busca y nos invita a volver y nos da la bienvenida cuando regresamos a él. Este sacramento es "el lugar de [encuentro con] la misericordia del Señor que nos estimula a hacer el bien posible".

  • Cristo cuyo amor perfecto restituyó la relación lastimada y quebrantada y quien nos dio al Espíritu Santo, Espíritu que procede del Padre y de Cristo mismo, para que nos guíe y nos dé fuerza en nuestro peregrinaje de fe.

  • Cristo mismo es quien perdona y reconcilia. El sacerdote es el ministro a través de quien Cristo perdona. El sacerdote está obligado por el 'sigilo o sello sacramental' a guardar en secreto lo que ha sido confesado en el Sacramento (Catecismo,no. 1467).

  • La existencia del pecado. El pecado es rechazar a Dios, desviarse del camino de Dios; es no amar a Dios y al prójimo como deberíamos. Los diez mandamientos enseñan cómo debemos amar a Dios y al prójimo. El pecado lastima o quebranta la relación con Dios y con los demás (Catecismo, nos. 1849-1851).

  • Los pecados mortales son más serios. Un pecado mortal es un pecado de materia grave, cometido con pleno conocimiento y deliberado consentimiento (Catecismo, no. 1857).

  • La violencia, coerción, temor, problemas psicológicos, factores sociales o falta de pleno conocimiento pueden disminuir e incluso suprimir la culpabilidad y responsabilidad de las acciones cometidas (Catecismo,nos. 1735, 1860).

  • El Sacramento de la Penitencia y la Reconciliación consiste en arrepentimiento (contrición), confesión, reparación (penitencia o satisfacción), de parte del penitente, y absolución, de parte del sacerdote (Catecismo, nos. 1450-1460, 1449). [Los artículos del monseñor Hilgartner y del padre Merz ofrecen una explicación más detallada de estos cuatro elementos del Sacramento.]

  • El significado central del deseo de conversión y la importancia de la disposición deben ser explicados. El deseo de continuar camino a la conversión es un signo de que la persona está lista para recibir este sacramento y es un aspecto fundamental de la vida de un discípulo.

  • Los efectos de este sacramento son la sanación, la reconciliación y la restitución.

  • La preparación sacramental incluye explicar el significado de los símbolos, gestos y oraciones del Ritual de la Reconciliación.

  • Los catequistas deben tener en cuenta y respetar la edad de la persona a quien preparan, su capacidad, limitaciones y circunstancias, y modificar la preparación de acuerdo a las necesidades individuales.

  • Los padres de familia de niños y jóvenes deben ser incluidos en el proceso de preparación. Esto también ofrece la oportunidad de formación y catequesis mistagógica para los padres

Reflexión para los catequistas
[primera reflexión después de la presentación sobre disposición]

[Proclamar las lecturas y también dar copias de las mismas a los catequistas; se puede además mostrar el texto o imagen del texto en PowerPoint]

[10 minutos para reflexión privada y 10 minutos para compartir]

Lucas 18:35-43. ¿Qué dice este pasaje acerca del encuentro entre el hombre ciego y Cristo? ¿Qué le pregunta Jesús al ciego en el versículo 41 y qué nos dice esta pregunta acerca de la disposición del ciego? ¿Hay algo más en este pasaje que sea significativo para usted? ¿De qué manera puede ayudarle este pasaje en la preparación de quienes van a encontrar a Cristo en el Sacramento de la Reconciliación?

[Segunda reflexión después de presentar la sección de catequesis esencial para la preparación sacramental]

El Domingo Catequético 2014 será el Domingo 25 de Tiempo Ordinario, ciclo A

Las lecturas para ese día son: 1ra lectura: Isaías 55:6-9; Salmo Responsorial: Sal 145:2-3, 8-9, 17-18; 2da lectura: Filipenses 1:20c-24, 27a; Evangelio: Mateo 20:1-16a.

[Proclamar las lecturas y también dar copias de las mismas a los catequistas]

[20 minutos para reflexión privada y 20 minutos para compartir]

Reflexione sobre estas lecturas: ¿Cuál es el tema central de estas lecturas? ¿Qué conexión nota usted entre la 1ra lectura y el Evangelio? ¿Qué consejo da Pablo acerca de la conducta y qué relación encuentra usted entre esto y el discipulado? ¿Qué conexión hay entre el salmo responsorial y el encuentro de Cristo en el Sacramento de la Penitencia y la Reconciliación?

Sugerencias de reflexiones para hacer con quienes se preparan a recibir el Sacramento

Reflexión bíblica: Escoger uno o dos de los siguientes pasajes y reflexiones

[Leer los pasajes en voz alta; también dar copias de los mismos, o poner el texto o imagen del texto en PowerPoint]

[Niños: 5 minutos para reflexión privada y 10 minutos para compartir]

[Jóvenes: 10 minutos para reflexión privada y 10 minutos para compartir]

[Adultos: 15 minutos para reflexión privada y 15 minutos para compartir]

Mateo 20:29-34

Para niños: ¿Qué te dice esta historia acerca de los dos hombres ciegos que se encuentran con Jesús? ¿Cómo crees tú que estos hombres se sintieron antes de darse cuenta de que Jesús estaba cerca de ellos? ¿Qué es lo que gritaban los ciegos? ¿Qué les preguntó Jesús a ellos? ¿Qué dicen ellos que quieren? ¿Les muestra Jesús compasión? ¿Crees tú que Dios es bondadoso y que da cariño y amor?

Para jóvenes: ¿Qué te dice esta historia acerca del encuentro entre los dos hombres ciegos y Jesús? ¿Al principio qué le piden estos hombres a Jesús [en el versículo 30]? ¿Qué dicen ellos que quieren? ¿Crees tú que se puede 'ver' claro cuando nuestra relación con Dios está quebrantada o lastimada? ¿Qué sientes tú cuando has lastimado o herido la relación con un buen amigo o buena amiga? ¿Crees tú que Jesús demuestra compasión? ¿Qué hacen los dos hombres después de haber sido sanados y haber recuperado la vista? ¿Qué crees que Dios te diría si tú le pides misericordia?

Para adultos: ¿Qué le dice esta historia acerca del encuentro entre los dos hombres ciegos y Jesús? ¿Qué piden estos hombres en el versículo 30? ¿Buscaron los dos hombres a Jesús de manera deliberada e intencional al darse cuenta de que Jesús estaba cerca? ¿Por qué cree usted que Jesús les preguntó qué querían? ¿Qué dicen los hombres que quieren? ¿Cree usted que se puede 'ver' claro cuando nuestra relación con Dios está quebrantada o lastimada? Cuando la relación entre usted y alguien querido ha sido quebrantada o herida, ¿qué quisiera usted que suceda? ¿Cómo respondió Jesús al pedido de los hombres? ¿Qué hacen los dos hombres después de haber sido sanados y haber recuperado la vista? ¿Qué mensaje le ofrece este relato con respecto a nuestro pedido a Cristo de misericordia?

Lucas 15:11-24

Para niños: ¿Crees tú que el hijo menor mostró cariño y respeto a su padre? ¿Qué hace el hijo menor cuando regresa a casa? ¿Qué hace el padre cuando el hijo menor regresa? ¿Crees tú que el papá está contento de que el hijo haya regresado? ¿Qué piensas tú que Dios diría si tú le pides perdón por algo que hiciste que no mostró cariño? ¿Crees tú que Dios te quiere?

Para jóvenes: ¿Crees tú que el hijo menor mostró cariño y respeto a su padre? ¿Qué hace el hijo menor cuando regresa a casa? ¿Piensas que el hijo menor estaba arrepentido por lo que hizo? ¿Qué reacción tuvo el padre cuando el hijo menor regresa y le pide perdón? ¿Crees que Dios te quiere? ¿Te acuerdas de alguna ocasión en que fuiste perdonado/a, y qué sucedió? ¿Qué te dice este relato acerca de lo que ocurre durante el encuentro con Cristo en el Sacramento de la Reconciliación?

Para adultos: ¿Qué le dice este mensaje, es decir, qué fue lo más resaltante para usted en el relato? ¿Qué le pareció a usted la reacción que tuvo el padre cuando el hijo menor regresa? ¿Piensa que sentir arrepentimiento por nuestras fallas es importante para el proceso de conversión y sanación? ¿Cuál es el recuerdo más profundo de alguna ocasión en que tuvo la experiencia de ser perdonado/a? ¿Ha sentido alguna vez el amor abundante y misericordioso de Dios? ¿Cómo le ayuda este relato a reflexionar sobre lo que le espera a usted en el encuentro con Cristo en el Sacramento de la Reconciliación?


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Las citas del Catecismo de la Iglesia Católica han sido extraídas de la segunda edición, copyright © 2000, Libreria Editrice Vaticana–United States Conference of Catholic Bishops, Washington, DC. Utilizadas con permiso. Todos los derechos reservados.

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