General
Paquete de recursos USCCB: Jubileo de los Diáconos
Peregrinos en el Camino de la Esperanza: Un recurso para el Jubileo de los Diáconos
Jubileo 2025: Peregrinos de la esperanza
Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos
Jubileo de los Diáconos: Paquete de recursos
21-23 de febrero de 2025
Introducción y visión general
El Jubileo 2025 te invita a ser un peregrino de esperanza. Para los cristianos, la esperanza está anclada en el encuentro con Jesús, cuya vida, muerte y resurrección revelan el amor transformador de Dios. Nuestra esperanza en Dios se renueva constantemente en el don del Espíritu Santo, el amor del Padre y del Hijo, que es dado, incluso ahora, a la comunidad de los creyentes.
La Santa Sede ha designado una serie de Jornadas Jubilares a lo largo de 2025 para reconocer y celebrar a distintos grupos de personas y diversos ministerios de la Iglesia. El Jubileo de los Diáconos se celebrarán del viernes 21 de febrero al domingo 23 de febrero de 2025; sin embargo, estos recursos pueden utilizarse para comprometer y celebrar a los diáconos en cualquier momento del Año Jubilar.
En la Iglesia Católica, el diaconado es uno de los tres grados del ministerio ordenado: obispos, sacerdotes y diáconos. Desde el Concilio Vaticano II, la Iglesia de rito latino ha restaurado el diaconado “como rango propio y permanente de la jerarquía”. Los diáconos que se preparan para el sacerdocio son diáconos transitorios, mientras que los que no planean ser ordenados sacerdotes son diáconos permanentes. El diaconado permanente puede conferirse a un hombre soltero o casado. Si está casado, debe estarlo antes de recibir el diaconado.
Lumen Gentium,después de describir la función de los presbíteros como una participación en la función sacerdotal de Cristo, ilustra el ministerio de los diáconos “que reciben la imposición de las manos no en orden al sacerdocio, sino en orden al servicio”. El Sagrado Orden de los Diáconos ha de ser una “fuerza impulsora para el servicio o diaconía de la Iglesia hacia las comunidades cristianas locales y como signo o sacramento del Señor Cristo mismo, quien ‘no vino para ser servido sino para servir’”. Esto está en el corazón mismo del diaconado al que ustedes han sido llamados: ser servidores de los misterios de Cristo y, al mismo tiempo, ser servidores de sus hermanos y hermanas. Que estas dos dimensiones estén inseparablemente unidas en una sola realidad muestra la importante naturaleza del ministerio que es suyo por ordenación.
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