V Encuentro Memorias y Conclusiones

34 | Memorias y conclusiones del V Encuentro Nacional de Pastoral Hispana/Latina “Cuando Cristo reina en sus corazones y ustedes asuman la tarea de extender su Reino en el mundo, nos hacemos más responsables de rendir cuentas sobre nuestro servicio pastoral”. “Trabajemos para hacer presente el amor de Dios en el mundo. ¡Hoy la Iglesia nos necesita! Somos el presente y el futuro de la Iglesia”. Memoria histórica de los Encuentros – Hna. Ana María Pineda, R.S.M. La Hna. Ana María Pineda presentó la memoria histórica de un pueblo concreto en su relación con Dios. Los Encuentros que hemos realizado en Estados Unidos durante las últimas cuatro décadas dan testimonio a la alianza de los católicos hispanos. Los hombres y las mujeres que hicieron posible los Encuentros anteriores fueron honrados en el discurso mientras Pineda nom- bró individuos, grupos, temas, así como los avances y desafíos durante cada Encuentro Nacional. El Primer Encuentro Nacional en 1972 se llevó a cabo en Washington DC y se enfocó en las necesidades específicas de los católicos hispanos. Luego, en 1977, con más de 1,200 pre- sentes, el II Encuentro reflexionó sobre la evangelización, el ministerio pastoral, los derechos humanos, la educación integral, la responsabilidad política y la unidad en la diversidad. Un momento decisivo llegó en 1985, cuando las “voces proféticas” del III Encuentro promovieron la dignidad de cada ser humano con un énfasis especial en los jóvenes hispanos. En el año 2000, el Encuentro 2000 juntó las muchas historias de fe sobre el deseo de ser una parte vital de la Iglesia. Aquel Encuentro fue bendecido por la multiplicidad de voces que se escucharon, historias únicas que enriquecen a la Iglesia. Para el V Encuentro, Pineda reflexionó sobre la memoria en cuatro dimensiones: histórica, sub- versiva, profética y mística. A través de nuestra memoria histórica, reconocemos nuestra situa- ción dentro de una narrativa más amplia, una memoria que nos permite mirar hacia el pasado, encarnarnos en el presente y, desde allí, soñar para el futuro. La memoria subversiva nunca nos permite olvidar nuestra identidad: quiénes somos y de dónde venimos según lo experimentado por nuestras comunidades. La memoria profética está relacionada con nuestras promesas bautis- males donde el mal es rechazado para que el bien pueda ser proclamado. Finalmente, la mística de la memoria comunal nos permite descubrir un profundo sentido de la presencia de Dios en medio de nosotros. “Somos los ancianos y los hijos de una historia sagrada entretejida con los muchos hilos del pasado y del presente... y mirando hacia el futuro”. “Dios recuerda... la promesa hecha a Abraham... la promesa hecha a nosotros... mientras que nosotros como pueblo recordamos quiénes somos como pueblo que goza de la fidelidad, la promesa y el amor de Dios”. Primerear

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