V Encuentro Memorias y Conclusiones

Memorias y conclusiones del V Encuentro Nacional de Pastoral Hispana/Latina | 59 Reflexión regional en plenario 1 – Rvdmo. John C. Wester, Arzobispo de Santa Fe La reflexión del Arzobispo Wester trató de la cuestión de cómo el ser un discípulo misionero puede ayudar a las personas en las periferias a realizar sus sueños y esperanzas. Algo que puede impedir que alguien realice sus sueños y esperanzas es el miedo. Muchas familias en las periferias viven con miedo. Huyeron de su país, comenzaron su viaje a Estados Unidos y siguen temiendo porque no les hemos dado la bienvenida en este país. ¿Cómo responde un discípulo misionero a estas necesidades pastorales? La respuesta se encuentra en el Evangelio de san Lucas. En las palabras de Jesús, el miedo es inútil y lo que se necesita es confianza: confianza en Jesucristo. Por lo tanto, la verdadera comunión con Jesús trae nueva vida y disipa el miedo. Como discípulos misioneros, nuestra tarea es profundizar en nuestra relación con Cristo y apasionarnos por llevar su presencia a los demás. La presencia de Cristo nos anima a estar presentes los unos a los otros pasando tiempo juntos... a acompañar- nos unos a otros mientras nos entregamos a los necesitados. “Como discípulos misioneros, debemos experimentar la presencia de Cristo y sen- tir pasión por llevar esa presencia a los demás. ¿Cómo lo hacemos? Me parece que lo hacemos principalmente al estar con otras personas, dándoles nuestro tiempo”. “Esto es lo que creo que debemos hacer como discípulos misioneros: estar presen- tes ante Jesús, dejar que su presencia nos aliente a estar presentes los unos a los otros y pasar tiempo juntos”. Reflexión regional en plenario 2 – Rvdmo. Mario E. Dorsonville-Rodríguez, Obispo Auxiliar de Washington Basado en su experiencia como obispo acompañante de la Región IV, el Obispo Dorsonville dijo que debemos ir más allá de las formas tradicionales de evangelización, ya que es necesario ser una Iglesia capaz de salir a las calles y a las periferias para buscar a personas con sed del mensaje de Jesucristo. Para lograrlo, la educación de los líderes hispanos debe realizarse desde las diócesis y parroquias en colaboración con las instituciones de educación superior. Es necesario encontrar oportunidades de capacitación profesional que atiendan las necesidades específicas de los adolescentes, adultos jóvenes y familias. Segundo, debemos examinar el impacto del aumento de niños de comunidades inmigrantes en el sistema educativo católico. La presencia de los inmigrantes debe entenderse y valorarse como un regalo que enriquece, en lugar de verse como un detrimento o una amenaza. Tercero, dado que el sistema migratorio está roto, la Iglesia debe practicar el acompañamiento en solidaridad con todos aquellos que se sienten alienados y solos, especialmente debido a la separación de sus familias. Acompañar

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