V Encuentro Memorias y Conclusiones

62 | Memorias y conclusiones del V Encuentro Nacional de Pastoral Hispana/Latina evangélico que requiere la dedicación y com- promiso continuo de todos. Una mesa hizo eco al Papa Francisco y dijo: “Los pobres nos salvarán”. (cf. EG 197-208) Esto implica que la Iglesia debe esforzarse constantemente para responder a sus necesidades: educación, inmi- gración, violencia, sueldos dignos y el alivio de toda forma de pobreza o sufrimiento. Preparar a líderes y testigos. No siempre es fácil escuchar, especialmente cuando las personas en las periferias dicen cosas que no queremos oír. Todos en la comunidad están llamados a ser discípulos misioneros, lo que significa que todos deben practicar la escucha con el corazón de Cristo, sobre todo nues- tros líderes en los ministerios de la Iglesia. El primerear es más que salir a las periferias. Significa hacerse auténticos testigos del amor de Dios. Para lograr esto, la Iglesia debe pro- porcionar a sus líderes y a su gente una edu- cación integral, formación que toque todas las dimensiones de la persona humana: espiritual, intelectual, emocional, social, cultural, moral, teológica y pastoral. Nuestros ministerios y movimientos deben aprender a superar el espíritu competitivo para entregarse a una pastoral de conjunto que reco- noce la riqueza de toda la comunidad, unida con un propósito común: el Reino de Dios. Esto es lo que se entiende por la conversión pastoral que nos ayuda a ver el mundo y nuestro ser- vicio en la Iglesia por los ojos de Cristo, y es un requisito de todos en la Iglesia, incluidos los sacerdotes, los religiosos y los obispos. En todo esto, tenemos que adquirir capacidades interculturales para la pastoral en nuestras parroquias y comunidades. Nadie debe que- darse fuera o atrás. Alcanzar intencionalmente a familias y jóve- nes. Con gente bien formada en posiciones de liderazgo, los delegados pidieron un esfuerzo profético en la Iglesia para acompañar a las familias hispanas/latinas desde la concepción hasta la muerte natural. Solicitan recursos para encarnar el amor de Cristo en sus vidas para que puedan alcanzar sus esperanzas y sueños como familia. Para esto, hay que escucharlos para conocer sus necesidades, y luego res- ponder más allá de la formación en la fe y la participación en la misa para tocar también su necesidad de formación socioeconómica, espiritual, sexual/afectiva y cultural de manera integral que responda a la familia en general y todos sus miembros individualmente. Así, el hogar se convierte en el corazón de la iglesia doméstica para la transmisión de la fe. Los adolescentes y jóvenes hispanos/latinos se encuentran en una etapa crítica para la integración de la fe en su identidad y práctica espiritual. Necesitan un acompañamiento pastoral integral que les permita ejercer el pensamiento crítico para encontrar respues- tas a sus preguntas, en un entorno pastoral y social en el que se sientan cómodos. Hay que llamar a los jóvenes en las periferias por su nombre, especialmente por una invitación de uno de sus compañeros, y luego darles la bienvenida e integrarlos en una comunidad donde se sientan en casa. Esto puede reque- rir la creación de ministerios especializados para acompañar a los jóvenes con necesi- dades particulares en una “zona libre de jui- cio”, tales como: jóvenes militares, madres o padres solteros, jóvenes en hogares de acogida, jóvenes en el sistema de justicia penal o en pandillas, aquellos que se iden- tifican como LGBTQ, estudiantes universita- rios, trabajadores y aquellos que sufren de Sesión Regional 2

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