V Encuentro Memorias y Conclusiones

82 | Memorias y conclusiones del V Encuentro Nacional de Pastoral Hispana/Latina Algunos grupos de mesa reconocieron que, si bien es importante contar con defenso- res y líderes bien formados con capacidades interculturales, también lo es que el lide- razgo de la comunidad refleje la diversidad de experiencias culturales, valores y hori- zontes sociales de la gente. Recomendaron apoyar o crear institutos pastorales para la formación de ministros hispanos/latinos para fomentar nuevos líderes y el crecimiento pas- toral y espiritual de los líderes actuales. Las órdenes religiosas y directores de vocaciones deben priorizar los encuentros y retiros para los diversos grupos culturales en la parroquia o diócesis. La liturgia también puede ser un espacio en el que se promueva la integra- ción eclesial por experiencias intencionales de oración y culto que respetan la diversidad cultural y lingüística de la comunidad. Estos esfuerzos crean oportunidades para mayor interacción, solidaridad y apoyo mutuo. G. PAZ Y JUSTICIA Los delegados sabían que el tesoro de la doctrina social de la Iglesia no se conoce o comprende ampliamente en la comunidad hispana/latina —ni en la comunidad católica en general— en Estados Unidos. La sociedad contemporánea en este país presenta muchos asuntos e inquietudes que requieren una respuesta profética enérgica por parte de la Iglesia católica, pero la voz de los obispos y párrocos ha sido acallada debido a múltiples factores dentro y fuera de la Iglesia. Los dele- gados se unieron en su recomendación de que los líderes pastorales de la Iglesia debe- rían ejercer su voz profética sin temor a las consecuencias, y desarrollar o promover solu- ciones específicas más allá de simplemente educar a la gente sobre los temas. También recomendaron que la formación en la doctrina social de la Iglesia se integre prioritariamente en toda formación pastoral y teológica para el ministerio, así como en todos los materiales y programas de formación en la fe para católi- cos de todas edades. Una pluralidad significativa de los grupos de mesa articuló la percepción de que la Iglesia promueve una perspectiva deficiente sobre el respeto de la vida humana y su dignidad. Sin menoscabar sus esfuerzos para proteger a los niños no nacidos, recomendaron que la Iglesia amplíe su defensa de la vida humana desde el nacimiento hasta la muerte natural, incluidos: los inmigrantes que enfrentan peli- gros mortales en el desierto, en centros de detención, esperando solicitar asilo o en la trata de seres humanos; personas sin seguro médico cuyas enfermedades no son trata- das; víctimas de violencia o de pandillas en sus hogares y comunidades; personas conde- nadas a la muerte; gente con problemas de salud mental no tratados o que ha intentado suicidarse; aquellos que padecen del alco- holismo o abuso de sustancias; los enfermos terminales que necesitan cuidados paliativos y una razón para vivir cada día; los trabajadores pobres cuya salud y bienestar están en riesgo debido a la mala nutrición, las escuelas de bajo rendimiento y las viviendas inseguras; y las víctimas de violencia y discriminación por motivos raciales, étnicos o sexuales. Las soluciones a estos retos solo vienen del compromiso de identificar y promover res- puestas eficaces en las esferas religiosas, políticas, familiares, educativas, laborales y comunitarias de la vida social. Algunos de los delegados recomendaron la promoción de la organización comunitaria como una buena manera de educar e involucrar a las comunidades hispanas/latinas en su propia Recomendaciones

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