Cómo ser un Mentor

Un buen mentor modela la fe y acompaña a otros en su camino para tomar decisiones en la vida. Los adultos jóvenes buscan a un mentor "objetivo" y guías espirituales, cuyo objetivo no es tanto el reclutamiento, sino proporcionar un discernimiento independiente.  Los jóvenes desean ver a la gente llena de entusiasmo, con pasión, con alegría y con amor a medida que viven su vida. Al mismo tiempo, no son ingenuos para pensar que una vida comprometida es todo “fuegos artificiales" y "que van a vivir felices para siempre." Tenemos que invitarlos a compartir nuestra emoción y profundo amor por Cristo y  la Iglesia.

Si los jóvenes ven que en nuestro quebrantamiento seguimos caminando, en la fe, la esperanza y el amor, entonces no es tan abrumador para ellos hacer un compromiso, hacer sacrificio, tomar riesgos, dar de sí mismos y todavía irradiar alegría y paz.  Ellos necesitan saber que no son extraños por pensar de la manera que lo hacen. Ellos necesitan tener una afirmación de sus dones. Necesitan el desafío de poder dar de sí mismos. La consejería significa caminar con los jóvenes en su búsqueda.

Los mentores escuchan y están atentos a ayudar a los jóvenes a discernir la llamada única de Dios. Ellos no ocultan las luchas de la vida, las comparten de una manera apropiada. Los jóvenes no están buscando a un mentor perfecto, pero buscan a alguien que no tiene miedo de ser auténtico, honesto y generoso al compartir su historia y el camino de su fe, dentro de límites adecuados.

 Sugerencias basadas en el Tercer Congreso Continental sobre las Vocaciones (p. 79 ff.)

 

  • Creen equipos de discernimiento en las parroquias y universidades que consistan de gente llena de fe que puedan ayudar y fomentar las vocaciones.
  • Pregunte a las personas mayores (sacerdotes retirados, religiosos, diáconos, laicos) para que sirvan como “gente sabia” para  compartir sus historias personales.
  • Inviten a los directores espirituales para que compartan sus habilidades y ofrezcan oportunidades a los jóvenes para ser escuchados.
  • Proporcionen experiencias “de seguimiento”, para que los jóvenes puedan tener una idea de cómo es un día típico en la vida de los sacerdotes, religiosos, y lideres laicos.

Además recuerden a los sacerdotes y religiosos a diezmar el 10 por ciento de su tiempo estando "presente" en la vida de los jóvenes.

Asegúrense de que los adultos mentores sigan las reglas diocesanas de seguridad para un buen ambiente.                         

 Cortesía de la National Federation for Catholic Youth Ministry
(Traducido por la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos)