Viendo el rostro de Jesús en los niños migrantes solos

Viendo el rostro de Jesús en los niños migrantes solos

Por Norma Montenegro Flynn

Cientos de voluntarios y gente que trabaja con migrantes, refugiados, víctimas de tráfico humano y otros grupos como los niños migrantes solos, acaban de regresar a sus comunidades con energías renovadas tras pasar unos días en Washington en la Conferencia Nacional sobre Migración (NMC).

Y mientras por otro lado algunos protestantes han expresado oposición a tener a esos niños alojados en sus comunidades, muchos voluntarios y organizaciones religiosas como Catholic Charities of the Rio Grande Valley y la Diócesis de Brownsville, continúan su constante labor para asistirlos y mostrarles el amor de Cristo Jesús.  Ellos no solo les proveen comida, ropas limpias, y otras necesidades básicas, sino que constantemente con su grupo de voluntarios les  muestran a estos migrantes que son importantes, que ellos son hijos de Dios y merecen ser tratados con dignidad.

Es difícil imaginar la desesperación que empuja a sus padres o a sus familiares en México, Guatemala, El Salvador y Honduras a embarcarlos en ese viaje tan arriesgado que expone a estos menores a posible abuso y violencia por parte de pandillas y traficantes humanos y de drogas quienes los hacen presas fáciles de abusos debido a sus debilidades.

Un reciente reporte de USCCB’s Migration and Refugee Services muestra que las circunstancias de la opresión y violencia que experimentan estos menores en sus países de origen son más grandes que sus temores a migrar.  Muchos de estos menores dijeron que las pandillas los amenazaban con asesinarlos si no se unían a ellos o pagaban  lo que ellos llaman “renta” por protección de acoso, de ser golpeado o hasta asesinado.  Y las niñas y jóvenes son sujetas a acosos sexuales y hasta violaciones.  En su desesperación, muchos padres buscan enviarlos a Estados Unidos y reunificarlos con familiares o amigos viviendo en este país. Otras causas citadas en el reporte son el deseo de reunificarlos con familiares en los Estados Unidos, situaciones de violencia domestica familiar, pobreza extrema y falta de oportunidades de educación y empleo.  

El tema fue recientemente abordado por el Cardenal Óscar Rodríguez Maradiaga de Tegucigalpa, Honduras, y presidente de Caritas Internationalis, durante la sesión plenaria de la NMC y podría ayudarnos a comprender las razones de este éxodo y sus posibles consecuencias.  “El temor, la pobreza extrema y no tener un futuro significan que estamos perdiendo la sangre que nos da vida”, dijo.  “Si esto continua, los corazones de nuestras naciones dejaran de latir”, advirtió, según lo reporta Catholic News Service.  

El Comité sobre Migración de USCCB ha urgido a la Administración y el Congreso a tratar a estos niños con respeto y dignidad y enfocar en protegerlos, darles acceso a representación legal y trabajar con sus países de origen para asegurar que quienes regresen tengan las protecciones necesarias y los recursos para crecer en un ambiente seguro y sano. Entre los últimos esfuerzos, el Obispo Mark Seitz de El Paso, Texas, recientemente testificó ante un comité del Congreso sobre el tema.  

De muchas maneras, ya sea continuando los esfuerzos en el Congreso o a través de voluntarios en nuestras parroquias, muchos en nuestra Iglesia Católica están mostrándole a estos niños el amor de Cristo Jesús.  
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Norma Montenegro Flynn es asistente al director de la oficina de enlace de prensa de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos.


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07-2014