El Papa, los migrantes y las mujeres en la iglesia: reflexiones sobre la visita del Papa Francisco a México

 Blog Entre Amigos
8 de Marzo de 2016

Por el P. Juan Molina, OSST

Para mí fue una bendición el poder asistir a la Misa Papal en Juárez en febrero. Fue un momento  increíble, lleno de muchas reflexiones y emociones. Como la mayoría de hijos de inmigrantes o de inmigrantes en este país, me conmovió el deseo del Papa Francisco de ir a la frontera entre México y Estados Unidos. Fue emotivo el estar allí y más aún poder ver al Papa, en el lado de Juárez, deteniéndose para orar por aquellos que han muerto tratando de cruzar el río y la frontera.

Fue muy significativo poder observarlo mirando en dirección hacia el rio y a los Estados Unidos y saludar a quienes estaban reunidos en el área conocida como "el dique" en ese lado de la frontera. Allí estaban: algunos niños no acompañados y algunas mujeres que fueron detenidas al intentar cruzar la frontera. Estos, como dijo un obispo de Estados Unidos, fueron los "invitados de honor  del Papa" para  la Misa.

Pope Francis arrives to pray at a cross on the border with El Paso, Texas, before celebrating Mass at the fairgrounds in Ciudad Juarez, Mexico, in Feb. 2016. CNS photo/Paul HaringAcompañando a estas personas que se encuentran en un limbo migratorio, estaban también algunos líderes sindicales, obispos y otros que han dado gran parte de sus recursos y de ellos  mismos para ayudar a los migrantes. El Papa Francisco los bendijo a todos, me sentí privilegiado y también bendecido.

Invited guests wave from the U.S. side of the border to those in Mexico for the February 2016 papal Mass in Juarez. CNS Photo/Nancy WiechecAhora, por supuesto que uno puede iniciar una discusión "entre amigos" sobre la política migratoria y sus consecuencias. En este momento en la vida de nuestro país, si no se tocan las mentes y los corazones, esa discusión no haría nada. Por lo tanto, podemos sólo rezar que más temprano que tarde, los países – no sólo los Estados Unidos – puedan crear políticas migratorias compasivas que reconozcan que las personas tienen el derecho a migrar y que lo hacen debido a muchas y diversas circunstancias. Tal vez necesitamos orar al unísono con el Papa Francisco, por que las personas no tengan que emigrar debido a la pobreza, la violencia o cualquier otra circunstancia que amenace sus vidas. Por otra parte tal vez podemos no sólo orar, sino también actuar para aliviar el sufrimiento tanto aquí como en el extranjero. ¡Que podamos encontrar maneras de que la gente pueda encontrar paz, empleo estable y buenas condiciones de vida estén donde estén!

Hablando de la oración, el Papa también oró extensivamente en este viaje. Lo hizo junto con millones de otras personas pero sobre todo lo hizo también solo. Su deseo de estar solo frente a la imagen de nuestra Señora de Guadalupe me dijo mucho: como Jesús, el Papa quería orar solo. Pero me parece que el Papa también sabía que rezarle a María bajo el título de nuestra Señora de Guadalupe también significa mucho. Allí estaba él: el sucesor de Pedro, orando a María, admirando su maravilloso ejemplo. Este sucesor de Pedro sabe que no es más importante que María. Ella sabía que no tenía que ser más importante que Pedro; ella era simplemente la madre de Jesús y eso fue más de lo que cualquiera podría pedir.

Women embrace as they watch the Mass with Pope Francis from the U.S. side of the border in El Paso, Texas, in February 2016. CNS Photo/Nancy WiechecEste último punto es lo que me impresionó más mientras disfrutaba y compartía dentro de la sección de los concelebrantes en la Misa Papal en Juárez. Mientras caminaba y saludaba a algunas personas, observé a una hermana religiosa sentada cerca de la zona para los concelebrantes. Esta área podría considerarse la sección VIP. Por lo tanto, fui a saludar a esta hermana, y al presentarnos, me dijo que trabaja con el Secretario General de la Conferencia de obispos de México. Ella es importante como también lo es el servicio que ella ofrece. Ella me recordó a tantas mujeres en la iglesia – como las mujeres con las que comparto ministerios, como Sor Norma Pimentel que ha trabajado durante muchos años ayudando a inmigrantes, o como la Hna. Melba, quien a través de su ministerio en Colombia asiste a la juventud afrocolombiana. Estas mujeres son como María de Guadalupe. Aman, sirven y están con Dios y son un don de Dios para todos nosotros.
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El P. Juan Molina, OSST, es director de la Colecta para la iglesia en América Latina de la Conferencia de Obispos Católicos de los EE.U