Tom Grenchik

27 de mayo de 2016

Millones de estadounidenses estánprofundamente preocupados por los abortos. Y miles de profesionales de la salud no desean bajo ninguna circunstancia ser forzados a participar en un aborto. Sin embargo, dondequiera que uno mire, existe gran presión en los individuos e instituciones para cooperar con los abortos.

Parecería que nuestro Gobierno en realidad no es "pro opción" en lo que respecta a los abortos. No le resulta suficiente que los abortos algunas veces se financien con nuestros impuestos. No le resulta suficiente insistir en forzar la cobertura de drogas y dispositivos abortivos en los planes de salud, incluso a las Hermanitas de los Pobres. Desea que todo proveedor e institución de salud, católico o no, realice abortos o remita a lugares que los realizan.

Entonces, mientras que los estadounidenses, en especial los jóvenes, respetan cada vez más a los niños por nacer, el Gobierno desea forzar incluso a los "cómplices" más reacios a que violen sus conciencias.

Por décadas, legisladores y presidentes de los dos partidos políticos principales, han aprobado leyes federales que protegen las objeciones de conciencia ante los abortos. Pero las leyes actuales son vulnerables en lo legal, tienen resquicios que limitan su eficacia y rara vez se hacen cumplir en este Gobierno.

Tomemos el caso de Cathy Cenzon-DeCarlo, R.N., quien fue forzada por su empleador a participar en un aborto de un embarazo avanzado en contra de sus profundas creencias. Bajo la amenaza de perder su trabajo e incluso su licencia para ejercer la enfermería, debió estar presente en el sangriento descuartizamiento de un niño no nacido y luego debió recoger todas las partes del pequeño cuerpo. Esa fue una flagrante violación de sus derechos de conciencia. Luego descubrió que no tenía siquiera derecho de llevar su caso a la corte para que lo mismo no les sucediera a otros. En YouTube puede encontrar su relato, Stand with Cathy for Conscience Rights, y luego compartirlo con sus amigos y en las redes sociales.

Por años los obispos católicos le han pedido al Congreso una reforma de las leyes federales en materia de derechos de conciencia, en especial para proteger a los individuos y a las instituciones que proveen cuidados de salud y están en contra de los abortos, buenos ciudadanos como Cathy DeCarlo.

Al igual que Cathy, la mayoría de los profesionales médicos no desea participar en ningún aborto. Necesitan que el Congreso apruebe leyes sensatas como la Ley de Protección de Conciencia de 2016 (H.R. 4828/S. 2927). Más de veinte organizaciones médicas y pro vida ya se han unido a los obispos en instar al Congreso que las apruebe. Necesitamos que tanta gente pro vida de todo el país como sea posible envíe correos electrónicos a sus representantes electos instándolos a apoyar la Ley de Protección de Conciencia.

Las enfermeras como Cathy necesitan su apoyo. Para ayudar:

  1. mire y comparta el video "Stand with Cathy for Conscience Rights".

  2. ¡Actúe! Envíe su mensaje al Congreso hoy.

La Ley de Protección de Conciencia sería un paso importantísimo para garantizar que los estadounidenses que sirven a los enfermos y necesitados puedan hacerlo sin que los gobiernos los fuercen a violar sus convicciones más profundas sobre el respeto por vidas humanas inocentes. Para más información sobre la necesidad de proteger los derechos de conciencia, visite www.usccb.org/conscience.

Recemos para que el Congreso tenga la valentía de aprobar leyes sensatas como esta.


Tom Grenchik es director ejecutivo del Secretariado de Actividades Pro Vida de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos. Visite www.usccb.org/conscience para aprender más sobre los esfuerzos de los obispos en proteger los derechos de conciencia.

Únase a los obispos en su Llamado a la Oración por la Vida, el Matrimonio y la Libertad Religiosa.

Visite www.usccb.org/reza or envíe el mensaje de texto FAST al 55000. ¡Únase al movimiento!