Amor aprimera vista

Anne McGuire

14 de febrero de 2014

Hace una semana vi lo que debe ser el rostro más dulce que haya visto. Era el rostro de mi primer sobrino, que nacerá en unos meses, el primero de su generación en mi familia inmediata. Hace unas semanas, mi hermana envió un videoclip genérico sobre el desarrollo de Bebé, y la imagen en miniatura me hizo vacilar. Mostraba el rostro de un niño por nacer durmiendo. Ya debo haber visto cientos de imágenes como estas, pero dado el contexto, me afectó de manera diferente. Aunque suene muy obvio, de repente me sorprendió que mi sobrino tuviera un rostro. Una semana después nos enteramos que Bebé es “un” bebé, y puede ver el ultrasonido de su rostro, que ya tiene características que se pueden distinguir de manera adorable.

Estudié un poco de embriología humana en la universidad, y conozco a muchas embarazadas.  Aun así, sigo maravillándome al ver fotos de los miembros más nuevos de las familias de mis amigos en Facebook o al verlos cara a cada. ¿Puede ser que estas... personas enteras, completas, totalmente nuevas estaban allí, escondidas dentro de sus madres? Ahora las ves, ahora no las ves (mejor dicho, en viceversa). Por supuesto, la respuesta es “sí”. y sin embargo me encuentro tratando de comprender esta increíble realidad cuando afecta mi propia vida.

Tal vez tiene algo que ver con una mayor conciencia que viene con la edad. Cuando era niña, los hechos de la vida eran muy simples. Una madre está embarazada, y luego cuando el bebé está listo, él o ella nace. Listo. Simple. Pero ahora, cuando veo a diversos amigos y familiares que conocen a sus futuros cónyuges, se enamoran, se casan y tienen hijos juntos, la naturaleza milagrosa de estos niños me atrae suavemente a maravillarme y asombrarme.

También sigue sorprendiéndome cuánto los niños son “sus propias personas” desde edades tan tempranas. Por supuesto que hay semejanzas en la apariencia o el temperamento entre los niños y sus hermanos o padres. Pero aunque se parecieran como si fueran gemelos de sus padres cuando eran más jóvenes, no son sus padres. No son sus hermanos. Son 100% personas individuales y únicas con pequeñas y graciosas peculiaridades, preferencias y gestos.

Un colega hace poco me contó acerca de lo que su hijo de dos años le gusta hacer para entretenerse, imitar y reconstruir, con un matiz y perspicacia sorprendentes, lo que ve cuando la familia sale. Los padres ni ninguna otra persona le enseña a hacerlo. Como persona con sus propios intereses o fascinación, actúa por sí mismo.

Pasará un tiempo antes de que mi sobrino desfile por la casa y ordene a los que lo miran a unirse a él en su “fantasía”. Aun los pocos meses que faltan hasta conocerlo cara a cara parecen demasiado largos. Mientras tanto, tengo que conformarme con preguntarme qué características y qué rasgos de la personalidad se revelarán con el tiempo. Pero independientemente de cómo se despliegue el misterio de esta personita, estoy encantada con ella. De hecho, ya había quedado encantada con él, incluso antes de verle su rostro. Con foto o sin foto, él ha estado allí, sencillamente esperando mostrarnos quién ya es.
       


Anne McGuire es coordinadora de proyectos especiales para el Secretariado de Actividades Pro-Vida de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos. Para más información sobre las actividades pro-vida de los obispos, visite www.usccb.org/prolife.

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