¿Demasiados de quiénes?

 

Richard M. Doerflinger

 

24 de diciembre de 2010

Los esfuerzos legislativos para evitar el nocivo cambio climático mediante la reducción de las emisiones de carbono han encontrado obstáculos graves.  El Congreso que acaba de terminar nunca aprobó la principal legislación sobre el medio ambiente; muchos suponen que el nuevo Congreso estará menos interesado en este asunto. Por lo tanto, las personas dedicadas a la protección del medio ambiente exploran nuevas formas de dar forma a su mensaje y comunicarlo.  Pero al menos una propuesta “nueva” no es  nada nueva, y además es realmente una mala idea.

La idea apareció el 15 de noviembre en la revista digital medio ambientalista Grist.  La nueva idea de la editora Lisa Hymas para proteger el medio ambiente es “Luchar por el libre control de la natalidad”.  O como ella lo dice: “Por el momento, olvídense de los topes al carbono y comiencen a pensar en los capuchones cervicales, y la Píldora, el DIU y  Depo-Provera”. Es “algo que no se necesita pensar”, dice, que esto producirá menos embarazos no deseados, por consiguiente menos nacimientos (y abortos), por lo tanto “menos gases del efecto invernadero”.  Ella apoya la campaña de Planned Parenthood para que el gobierno federal ordene la cobertura de anticonceptivos en todos los planes de salud.

Esta “obviedad” no es una mala etiqueta para una propuesta que ignora tantos hechos.  Dejemos de lado el hecho obvio de que obligar a alguien, incluidos los empleadores religiosos con objeciones morales, a pagar la cobertura de anticonceptivos no es en ningún sentido “libre”.  La idea de que simplemente expandir el acceso a los anticonceptivos reduciría en gran medida los embarazos no deseados, los abortos y los nacimientos fue desmentida por la experiencia hace unos años.  Es por eso que grupos como Planned Parenthood han tratado de tomar soluciones de “respaldo” para cuando falle la anticoncepción (así llamada “anticoncepción de emergencia” como también el aborto), y están a gusto con diversas formas de coerción para que haya familias más pequeñas.

En efecto, en recientes charlas patrocinadas por la ONU sobre el cambio climático en México, la República Popular de China dijo que debería obtener crédito de los medio ambientalistas por su brutal política de un hijo por familia (a pesar de que las emisiones de carbono de ese país han aumentado en los últimos años).  El magnate televisivo Ted Turner ahora insta a que la posición de China se convierta en un paradigma global para salvar el planeta.  Y Population Action International el año pasado elogió a grupos medio ambientalistas por enlistarse en un “Presupuesto verde” que insta a un aumento masivo en el financiamiento del control de la población, y no hay dudas de que esos grupos harán lo mismo este año.

Esto no tiene sentido, ni siquiera como política. Tal vez el nuevo Congreso sea escéptico sobre el cambio climático, pero será abiertamente hostil para con los grupos de control de la población pro aborto.

Unirse al ímpetu de estos grupos es un camino seguro hacia la irrelevancia.  En una escala más grande, la tarea de las naciones desarrolladas es ayudar a las naciones más pobres a industrializarse sin repetir nuestros propios errores ambientales, y los esfuerzos para ganar la confianza de estas naciones solo se verá socavado por el mensaje: “de hecho, hay demasiados de ustedes”.  Los líderes de estas naciones no son tan crédulos para creer esos mensajes, cuando los ofrecen multimillonarios que manejan Humvees y que poseen jets privados de naciones cuyas emisiones de carbono per cápita son veinte veces superiores a las propias.   

“En nuestra tierra hay lugar para todos”, nos dijo el Papa Benedicto en su encíclica Caritas in veritate. “Pero debemos considerar un deber muy grave el dejar la tierra a las nuevas generaciones en un estado en el que puedan habitarla dignamente y seguir cultivándola”.  En este tiempo, también podemos recordar que en Cuento de Navidad de Dickens, el Fantasma de la  Navidad Presente tenía duras palabras para lo que se inquietaban por "el exceso de población” de otras personas. Demasiadas personas en Occidente aún ven a las personas de otras naciones como problemas, no como socios valiosos que hacen que nuestro mundo sea seguro y saludable para las generaciones que aún no nacieron.    


El Señor Doerflinger es subdirector del Secretariado de Actividades Pro-Vida de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos.  Para más información acerca de las actividades pro vida de los obispos estadounidenses, visite www.usccb.org/prolife.

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