Mi opinión

Erin Stoyell-Mulholland


20 de junio de 2014

La Administración Obama ha calificado al mandato anticonceptivo de HHS como un avance enorme para la igualdad de las mujeres. En un debate presidencial de 2012, cuando se le preguntó al Presidente Obama cómo iba a promover la igualdad de las mujeres en el sitio de trabajo, respondió hablando sobre el mandato y sus esfuerzos por garantizar que todas las mujeres tuvieran acceso a los anticonceptivos. Según dichas afirmaciones, los anticonceptivos llevan a la igualdad de las mujeres. El trasfondo es que si una mujer desea ser exitosa o igual en el sitio de trabajo, debe suprimir su fertilidad, lo cual se considera una traba para sus metas y su realización. A las mujeres se les envía el mensaje de que su cuerpo es defectuoso, algo que debe ser corregido si desean ser iguales. Para ser iguales a los hombres, deben parecerse a los hombres.

Esta visión degrada a las mujeres. Se nos dice que si deseamos alcanzar la igualdad, deberíamos usar anticonceptivos. Se nos dice que si quedamos embarazadas, ya sea un embarazo planeado o no, de alguna manera no somos exitosas, y de hecho hemos fracasado. Si deseamos ser madres, claramente no estamos persiguiendo el éxito: al menos no como el gobierno lo define.

Si el gobierno verdaderamente viera del mismo modo las elecciones a favor y en contra de la maternidad, habría más apoyo a las mujeres que quedan embarazadas. Los anticonceptivos y las drogas y dispositivos que inducen el aborto se ofrecen de manera gratuita mediante el mandato de HHS, pero no se cubren todos los costos relacionados con el embarazo. Al ofrecer solo la amplia gama de opciones que promueven la prevención o interrupción del embarazo, el gobierno envía un mensaje sutil pero claro sobre lo que significa ser una mujer y qué es el éxito de una mujer; y esto no incluye su fertilidad.

La enseñanza de la Iglesia Católica refleja una visión mucho más hermosa y a favor de la mujer, sosteniendo la dignidad de las mujeres. La Iglesia apoya la Planificación Familiar Natural o PFN  que permite a las parejas evitar o lograr un embarazo. La Planificación Familiar Natural también ayuda a identificar cuestiones de salud de las mujeres, ayudándolas a encontrar una cura verdadera y el manejo de su salud. PNF les enseña a las mujeres a comprender su propio cuerpos e identificar momentos de fertilidad. No exige que las mujeres ingieran hormonas potencialmente dañinas, arriesgando su salud, para poder alcanzar la supuesta igualdad de las mujeres. La Iglesia Católica apoya y sostiene una comprensión y valoración auténtica de la mujer en su integridad. El mandato de HHS, por otra parte, reduce y limita el funcionamiento saludable de los cuerpos de las mujeres, redefiniendo la fertilidad como un tipo de enfermedad.

Sostener que la anticoncepción es clave para el éxito de las mujeres degrada a todas las mujeres. Debemos promover recursos reales para apoyar a las mujeres que están embarazadas o son madres. Nuestros esfuerzos deben dirigirse a ofrecer licencias por maternidad pagas, un mejor cuidado prenatal, mejor ayuda financiera y cuidado médico para las mujeres y niños, y un cuidado infantil mejor y más asequible. Esas vías apoyan el éxito de todas las mujeres en el sitio de trabajo.

El gobierno sostiene que habla por todas las mujeres y las necesidades de las mujeres, pero en esta cuestión no me representa. Soy una mujer y apoyo a los más de 300 demandantes que han presentado un juicio en contra del mandato de HHS. En vez de decirme que mi éxito depende de rechazar una parte de mi femineidad, desearía que el gobierno me respetara por quién soy y cómo funciona naturalmente mi cuerpo. Todas las mujeres merecen ese respeto.



Erin Stoyell-Mulholland es una pasante de verano en el Secretariado de Actividades Pro-Vida de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos y próxima a cursar el último año en la Universidad de Notre Dame.