Mary McClusky

22 de julio de 2016

La policía recientemente encontró a Candace Pickens, de veintitres años de edad, residente de Asheville, North Carolina, muerta en un parque. Nathaniel Dixon, el padre de su hijo no nato, es culpado de su homicidio. Los familiares dicen que Candace rehusó realizarse un aborto, lo que generó la violencia.

Esta desgarradora historia es tan solo un ejemplo de la relación entre el abuso doméstico y el aborto. Estudios demuestran que el embarazo a menudo aumenta la violencia entre los miembros de la pareja, lo que puede llevar a un aborto espontáneo o incluso la muerte de madre e hijo. Muchos abusadores obligan o presionan a las mujeres para que se realicen un aborto.

En una mujer que ha sido víctima de la violencia, el aborto suma traumas adicionales de los cuales sanar, sin siquiera mencionar la muerte de su hijo. Los padres también se ven afectados. Uno de los síntomas del trauma posaborto puede ser el enojo o incluso la ira. Quienes trabajan en los ministerios de sanación posaborto en cárceles masculinas indican que a menudo existe una fuerte relación entre la participación de estos hombres en abortos previos y sus otras ofensas violentas.

Recientemente, el Instituto Guttmacher, una organización de investigación fundada por el proveedor de abortos Planned Parenthood, publicó un análisis diciendo que las víctimas de violencia en la pareja necesitan toda la gama de "servicios de la salud reproductiva", su término para la anticoncepción y el aborto. Lo que el Instituto Guttmacher no dice es lo que muchas mujeres comparten después de un aborto: el aborto a menudo no es ni siquiera su elección, y los abortos forzados suceden más a menudo de lo que se piensa.

Los obispos reconocieron esta victimización de las mujeres, citando al aborto forzado como un ejemplo de la violencia doméstica en su declaración "Cuando pido ayuda". Originalmente publicada en 1992 después de una serie encuentros con grupos de mujeres, la declaración fue reafirmada en 2002.

"Cuando pido ayuda" inspiró a más de 350 miembros del clero y a laicos de todo el país a reunirse recientemente en Washington para el primer Simposio sobre la Violencia Doméstica. Patrocinado por Catholics for Family Peace y la Escuela Católica Nacional de Ciencias Sociales de la CUA, los copatrocinadores del encuentro incluyeron al Consejo Nacional Católico de Mujeres, varias oficinas de USCCB, Caridades Católicas USA y organizaciones de beneficencia católicas de la arquidiócesis de Washington y de la diócesis de Arlington. 

El tema del encuentro, "Esperanza, ayuda y sanación: una respuesta católica al abuso y a la violencia domésticos", exploró las nuevas maneras en que el clero, las organizaciones de beneficencia católicas, la vida familiar, el respeto por la vida y los ministerios del Proyecto Raquel pueden trabajar juntos para ofrecer ayuda, animar la sanación y promover el perdón.

Haciendo eco del llamado al perdón, el padre de Candace Pickens le dijo a la multitud en la vigilia por su hija que todos necesitan unirse en el amor. Sus palabras reflejan la verdad de que todos, tanto las víctimas como los victimarios, poseen la dignidad que Dios les dio. Aunque resulten sumamente difíciles de practicar, el perdón y el amor ayudarán a sanar el sufrimiento y frenar el ciclo de violencia.

Recemos para que las víctimas y los victimarios del abuso doméstico y el aborto forzado aprendan que fueron creados a imagen y semejanza de Dios, creados para amar y ser amados. Busquemos cultivar la conciencia sobre la relación entre el abuso doméstico y el aborto, encontrar maneras de prevenir ambos y ofrecer esperanza en Cristo a quienes sufren. 


Mary McClusky es directora adjunta del Desarrollo del Ministerio del Proyecto Raquel en el Secretariado de Actividades Pro-Vida de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos. Para recibir ayuda confidencial después de un aborto, visite www.hopeafterabortion.com o www.esperanzaposaborto.com. La línea nacional de violencia doméstica ofrece intervención ante las crisis y puede remisiones a proveedores de servicios locales. Llame al 800-799-SAFE (7233) o al 800-787-3224 (TTY) o visite www.thehotline.org.