Tom Grenchik 

 

5 de junio de 2015

El año pasado, después del relato del trágico suicidio de una joven con cáncer terminal, parecía que de lo único que los medios hablaban era de la valentía de controlar la muerte cuando alguien se quita la vida. No solos los medios alentaron el suicidio. Muchas asambleas legislativas comenzaron una lucha frenética por legalizar el suicidio asistido lo antes posible.

Los estadounidenses le tenemos miedo al dolor insoportable, a la impotencia y a la posibilidad de depender de los demás y perder el control. Y le tenemos tanto miedo a estas cosas que imaginamos que el suicidio puede devolvernos el control con una muerte ideal y tranquila. Nuestra cultura, en vez de hacer hincapié en el cuidado de calidad y el alivio adecuado del dolor, acude a la muerte en un esfuerzo por escapar del dolor.

Lo que se pierde en este pánico a la muerte es ver la oportunidad para la gracia. Podemos depender de nuestros seres queridos y acercarnos más a ellos, enmendar relaciones y sentir la sanación espiritual, emocional e incluso física.

El relato de Jeanette Hall, el cual aparece en un breve video, es un ejemplo alentador: www.bit.ly/JeanettesStory. En 2000, cuando le avisaron que le quedaba menos de un año de vida, ella le pidió a su oncólogo pastillas para suicidarse. El médico, en vez de dárselas, intentó conocerla mejor y la inspiró a someterse a un tratamiento. Con la ayuda de un médico comprensivo, su tumor "se esfumó". Ahora, quince años después, Jeanette dice: "Es genial estar viva". Está convencida de que los pacientes obtienen un mejor cuidado cuando sus médicos no alientan sus suicidios ni los de ninguna otra persona.

No todo relato termina con una sanación física pero, para algunos pacientes, la sanación espiritual y emocional de la presencia de una familia amorosa y una comunidad comprensiva marcan una gran diferencia. Mediante la compasión genuina y el apoyo de familiares, amigos y miembros de la comunidad, quienes se acercan a la muerte reciben el consuelo de que cada momento de sus vidas valga la pena.

A Maggie Karner, una madre de 51 años de edad, le diagnosticaron una enfermedad terminal pero ahora da testimonio del poder de valorar cada momento de la vida. Comparte su conmovedor relato de esperanza y valentía en un video de tres minutos, el cual se encuentra en www.bit.ly/MaggiesStory. Maggie todavía tiene mucho para darles a su familia y sociedad, y rechaza la idea de que un médico puede ponerle plazo a la vida de alguien. Abraza el tiempo que le queda junto a su familia y les enseña la belleza de cuidar de ella con amor y compasión.

Otro relato conmovedor es el de Stephanie Packer, una joven esposa y madre de cuatro hijos. En 2012, le informaron que le quedaban solo tres años de vida. Lejos de permitir que el diagnóstico la definiera o la venciera, encontró un nuevo propósito en coordinar y participar en grupos de apoyo para otros pacientes que enfrentan la misma enfermedad. Encontrará más información sobre la experiencia de Stephanie y podrá ver un hermoso y conmovedor video sobre ella y su respuesta a su familia en www.stephaniesjourney.org.

Hay muchos otros relatos de esperanza similares a los de Jeanette, Maggie y Stephanie, pero generalmente no se encuentran en los medios. Estas valientes mujeres están empeñadas en combatir los esfuerzos por legalizar el suicidio asistido en el país, pero no pueden hacerlo solas. Depende de nosotros compartir sus relatos con amigos y familiares, compañeros de universidad y colegas.

También debemos informarnos más sobre el creciente movimiento para legalizar el suicidio asistido. Para comenzar, visite el sitio digital de los obispos católicos de EE. UU., "Vivir cada día con dignidad" (www.bit.ly/ToLiveEachDay), donde encontrará hojas con datos, artículos, información sobre la doctrina de la Iglesia y materiales para la oración.

Sobre todo, recemos por todos los que pueden ser víctimas de este reciente avance de la cultura de la muerte. Y que nuestras palabras y obras siempre transmitan el incalculable valor de cada persona humana, sin importar su situación o condición. Para averiguar cómo luchar contra la amenaza del suicidio asistido en su zona, póngase en contacto con la oficina de respeto por la vida de su diócesis: www.bit.ly/RespectLifeOffice.


Tom Grenchik es director ejecutivo del Secretariado de Actividades Pro Vida de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos.

Únase a los obispos en su llamado a la oración y al ayuno por la Vida, el Matrimonio y la Libertad Religiosa.

Únase al movimiento en www.usccb.org/reza

 

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