Padres devotos luego de un aborto espontáneo (English)

Mary McClusky

22 de Noviembre de 2013

 Una amiga que hace poco perdió un hijo a causa de un aborto espontáneo llamó para expresar su desilusión al no saber dónde buscar los recursos y el apoyo que ella y su esposo imperiosamente necesitaban. Esta desgarradora conversación me recordó a otra amiga que tuvo un aborto espontáneo a los seis meses de su embarazo, pero enmascaró su dolor con una sonrisa en vez de buscar consuelo. Aunque ambas sintieron el profundo dolor de perder un hijo, ninguna recibió el apoyo que merecía.

Lamentablemente sus experiencias son comunes. Aunque la mayoría de los abortos espontáneos suceden al principio del embarazo, a menudo antes de que la mujer sepa que está embarazada, un 15% de los embarazos confirmados no llegan a término a causa de un aborto espontáneo. Nuestra cultura e incluso algunas comunidades parroquiales no siempre reconocen esta pérdida, lo que hace que las mujeres o parejas deban enfrentarse solas con su dolor.

Nuestro testimonio a la vida debe también apoyar el dolor y el duelo de quienes han perdido un hijo. Así como reconocemos la humanidad del niño por nacer que muere en un aborto elegido, debemos también reconocer la del niño por nacer que muere en un aborto espontáneo. “Veo claramente que lo que la Iglesia más necesita hoy es la habilidad de curar heridas y conmover el corazón de los fieles; necesita cercanía, proximidad”, dijo recientemente el Papa Francisco. Como católicos y pueblo de vida, se nos llama a acercarnos a estos padres y ofrecer cuidados y consuelo a su dolorido corazón.

Entonces, ¿qué podemos hacer para ayudar a que los padres lloren su pérdida y dar testimonio del regalo de la vida de su hijo? Podemos reconocer su pérdida, apoyarlos mientras lloran su pérdida y mostrarles dónde conseguir recursos útiles. ¿Cómo podemos hacerlo?

Ante todo, no debemos minimizar su pérdida con comentarios como “Son jóvenes; concebirán otra vez pronto” o “Todavía tienen a sus otros hijos”. Más bien, debemos dedicar tiempo a escucharlos cuando comparten su dolor. Afirmar su derecho a llorar la pérdida. Debemos ofrecer nuestro pésame y oraciones, y preguntarles si necesitan algo. Debemos aconsejarles que hablen con el sacerdote de su parroquia, quien puede ayudarlos a organizar el funeral, el entierro o una misa de difuntos. El Ritual de Funerales Cristianos tiene oraciones para los niños que nacen muertos y el Bendicional incluye una bendición para los padres que puede darla el sacerdote o diácono luego de un aborto espontáneo. Algunas bendiciones incluso pueden adaptarse para que las dé un laico.

Resulta bueno comprender que el padre y la madre pueden tener necesidades emocionales diferentes. Ella quizás sienta la pérdida de manera más directa o se pregunta si puede haber causado el aborto espontáneo sin querer. Quizás prefiere hablar con una amiga. El padre puede necesitar espacio para con el tiempo sentirse cómodo al compartir cómo la pérdida lo afecta, y quizás incluso necesite tiempo para distraerse. Puede que necesite orientación sobre cómo apoyar a la madre. La pérdida de un hijo puede alejar a los padres, por lo tanto los cónyuges necesitarán el amor y el apoyo de una comunidad de fieles para acercarse y mantenerse unidos. En su parroquia u hospital local, los grupos de apoyo ante una pérdida pueden ofrecer apoyo, guía espiritual y asesoramiento psicológico.

Como miembros del cuerpo de Cristo, la Iglesia, estamos llamados a dar testimonio de la pérdida de cada vida, sin importar lo breve o pequeña que sea. Pidamos en oración que, al ser más sensibles a la pérdida de un hijo a causa de un aborto espontáneo, podamos asistir mejor a los padres que sufren y ayudarlos a que encomienden su hijo a la misericordia y al cuidado infinito de Dios. Para recursos sobre el aborto espontáneo, visite www.portumatrimonio.org.


Mary McClusky es directora adjunta de educación y difusión del Secretariado de Actividades Pro-Vida de la Conferencia de Obispos Católicos. Para más información acerca de las actividades pro vida de los obispos, vea www.usccb.org/prolife.

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