Deirdre A. McQuade

4 de diciembre de 2015

Nadie debería ser forzado a participar en un aborto. Pero eso es exactamente lo que le sucedió a Catherine "Cathy" Cenzon-DeCarlo, RN, cuyo trabajo y licencia para ejercer la enfermería se vieron amenazados si no asistía en un aborto optativo de un embarazo avanzado. El personal médico necesita protecciones de conciencia más fuertes en la ley federal para que esto no suceda nunca más.

Cathy era una enfermera quirúrgica en un importante hospital de la ciudad de Nueva York. En 2009, fue obligada a participar en el aborto de un embarazo de 22 semanas, a pesar de sus fundamentadas objeciones. Cathy ha sufrido un profundo trauma al ser testigo del sangriento descuartizamiento de ese niño no nacido y al tener que recoger las partes del pequeño cuerpo. Dice que fue como "una película de terror".

Cathy cuenta su poderoso relato en nuestro video de YouTube: "Stand with Cathy for Conscience Rights!" (goo.gl/0pYRpX). Vea y comparta el video con amigos, colegas y familiares. Si tiene una cuenta de Facebook, puede verr el video en la página People of Life de los obispos y compartirlo desde ahí.

Cathy valientemente demandó al hospital, que dijo que ella y otros enfermeros podían ser forzados a realizar otro aborto en el futuro. Pero aunque la coacción de su empleador fue ilegal, Cathy no encontró amparo en el tribunal y su caso se desestimó. Desde entonces, muchos otros enfermeros y miembros del personal médico le han dicho que no está sola. Ellos también han sido presionados para destruir una vida en vez de salvarla, faltando así a su juramento hipocrático de "no hacer daño".

¿Cómo pueden suceder estas cosas si hay leyes para proteger a las objeciones de conciencia a los abortos? El hecho es que las leyes federales actuales tienen resquicios y puntos débiles que los oponentes de los derechos de conciencia han aprendido a explotar. Por sobre todo, ninguna de las leyes incluye claramente el "derecho de acción legal privada" para permitirles a las víctimas de la discriminación defender sus derechos en un tribunal.

Pero existe una solución y debemos ser parte de ella. El Congreso hace tiempo que considera un remedio, la Ley de no discriminación por el aborto (ANDA, sigla en inglés), para evitar estos resquicios y ofrecer el derecho de acción legal privada. Este mes el Congreso necesita aprobar una ley que financia los programas del gobierno para 2016 y esta reforma, que se necesita con urgencia, debería ser parte de dicha ley. Por lo tanto debemos alzar nuestra voz.

Y apoyar en solidaridad a Cathy y a todos los profesionales médicos que necesitan urgentemente que se protejan sus derechos. La Conferencia de Obispos Católicos de los EE. UU. está trabajando intensamente para que ANDA se apruebe con la ayuda de nuestra organización asociada, el Comité Nacional por una Enmienda para la Vida Humana (NCHLA, sigla en inglés). Ellos nos ofrecen la posibilidad de instar fácilmente al Congreso a que apoye esta ley esencial. Simplemente visite su centro de acción para enviar un mensaje personalizado a sus representantes electos e invitar a los demás a hacer lo mismo. Solo le tomará unos minutos. Por último, ayúdenos a difundir el tema en Twitter uniéndose a la conversación #StandWithCathy, @USCCBProLife y @NCHLA.

Para más información acerca de la defensa de los derechos de conciencia por parte de los obispos, visite www.usccb.org/conscience. Gracias por apoyar a Cathy hoy. Juntos cambiaremos esta lamentable situación.


Deirdre A. McQuade es directora asistente de las comunicaciones pro vida en el Secretariado de Actividades Pro-Vida de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos.