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Al final de cada año litúrgico la Iglesia celebra la Solemnidad de Cristo Rey.

El Papa Pío XI instituyó esta fiesta en 1925 con su encíclica Quas primas ("En la primera") para responder al creciente nacionalismo y secularismo. Reconocía que estas enfermedades relacionadas de la sociedad generarían creciente hostilidad en contra de la Iglesia. Hoy nos recuerda que a pesar de que los gobiernos y las filosofías van y vienen, Cristo reina como rey eterno.

El Reino es holístico

El Reino que se anticipa y crece entre nosotros lo toca todo y nos recuerda aquel principio de discernimiento que Pablo VI proponía con relación al verdadero desarrollo: 'Todos los hombres y todo el hombre'.
–Papa Francisco, Evangelii gaudium, 181

El secularismo divide nuestro yo público de nuestro yo privado. Cuando los gobiernos limitan los derechos de los ministerios religiosos, los secularistas afirman que la libertad religiosa no se perjudica porque aún tenemos libertad de culto –somos libres en el ámbito privado, pero no en el público. Pero el Reino de Dios nos llama a toda una vida de culto y servicio en el ámbito público. No podemos rendir culto los domingos y luego negar la enseñanza de Cristo en la manera en que llevamos adelante nuestros ministerios durante toda la semana.

Por otro lado, el nacionalismo divide nuestras lealtades. Es bueno amar nuestro país, pero les debemos la lealtad mayor solamente a Cristo y a su Reino. Las ideologías que nos piden poner nuestra nación por encima de Cristo y de su Iglesia no son compatibles con el servicio al Reino.

El Reino exige que seamos discípulos

Jesús es el centro de la creación; y así la actitud que se pide al creyente, que quiere ser tal, es la de reconocer y acoger en la vida esta centralidad de Jesucristo, en los pensamientos, las palabras y las obras.
-Papa Francisco, Homilía en la Solemnidad de Cristo Rey, 24 de noviembre de 2013

Cada día debemos trabajar, con la ayuda del Espíritu Santo, para acercarnos más a Jesús. En nuestra propia sociedad cada vez más "poscristiana", no podemos estar satisfechos con nosotros mismos en nuestra vida espiritual. Reconocer el reinado de Cristo significa que debemos dedicarnos a la oración, a construir familias y nuestras comunidades eclesiales y a llevar sanación a un mundo destruido.

El Reino es humilde

Jesús inaugura un reino que crece por medio de actos humildes de servicio. Incluso cuando la libertad de la Iglesia está amenazada e impide llevar a cabo sus servicios, ella debe continuar en forma paciente sirviendo a los pobres, educando a los jóvenes, acogiendo al inmigrante, visitando a los presos, sanando a los enfermos, sepultando a los muertos y amando al prójimo.

Los reinos de este mundo a veces se construyen en la arrogancia, rivalidad, opresión; el reino de Cristo es un 'reino de justicia, de amor y de paz'… Reinar cómo Él, significa servir a Dios y a los hermanos – un servicio que fluye del amor: servir por amor es reinar. -Papa Franciso, Ángelus en la Solemnidad de Cristo Rey,  22 de noviembre de 2015


 

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