Cómo hacer que el servicio sea verdaderamente transformador

A veces podemos tener una tendencia a ver los proyectos de servicio como eventos aislados que comienzan al llegar al sitio de servicio y terminan al salir. Esta tendencia puede significar una oportunidad desperdiciada de hacer que el servicio sea verdaderamente transformador tanto para los que sirven como para los servidos. ¿Están interesados en cómo hacer que el servicio sea transformador? Entonces sigan leyendo. Existe un proceso comprobado para el servicio llamado Actuar, Reflexionar, Transformar, ¡que puede ayudarles a aprovechar el servicio al máximo! 

Actuar

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“Actuar” se refiere a las obras caritativas que realizamos a través de proyectos de servicio. Al planificar un proyecto de servicio, hay que pensar en algunas cosas. El proyecto de servicio ideal proporcionará una oportunidad para interactuar cara a caracon miembros de la familia humana en necesidad. Si bien recoger la basura u organizar los alimentos en la despensa local son buenas actividades, este tipo de proyectos también ofrecen poco potencial para una verdadera transformación. La verdad es que nada puede reemplazar la experiencia de interacción y relación real con seres humanos reales y vivos. Piénsenlo: ¿no es más fácil ver el “rostro de Cristo” en una familia sin hogar en un comedor de beneficencia o en un niño en un programa de tutoría que en beneficiarios a quienes no se ve ni se conoce? 

En segundo lugar, elijan un proyecto de servicio que conduzca al empoderamiento de los servidos, con énfasis en hacer con y caminar juntos en lugar de hacer para. En otras palabras, elijan un proyecto de servicio que afirme la dignidad de quienes reciben servicios y que no fomente una mentalidad de “nosotros” versus “ellos”. Los grupos financiados por la Campaña Católica para el Desarrollo Humano son sitios de servicios excelentes debido a su énfasis en el empoderamiento de las personas pobres y de bajos ingresos para marcar una diferencia en sus propias comunidades. 

En tercer lugar, el proyecto de servicio debe incluir oportunidades estructuradas para ser además de hacer. En un refugio para personas sin hogar, los voluntarios pueden ser responsables de preparar y servir comidas. Junto con esta parte del proyecto de “hacer”, también debe haber tiempo para que los voluntarios se sienten alrededor de la mesa siguiendo el modelo de Cristo y coman y conversen con los necesitados (es decir, “ser”). Por ejemplo, con una solicitud previa, el director del refugio puede organizar una oportunidad estructurada para que los voluntarios escuchen las historias de algunas de las personas sin hogar. La experiencia seguramente será significativa para todas las partes involucradas. 

Reflexionar

Mucha gente tiene la impresión errónea de que nuestra función termina al salir del sitio de servicio. Sin embargo, ¡esto está lejos de la realidad! No seguir con una reflexión después de nuestra labor es una de las oportunidades desperdiciadas más comunes en el servicio. 

Primero, debemos recordar que el servicio, como todo lo que hacemos, debe estar arraigado en la oración. La oración es esencial por muchas razones, la más obvia de las cuales es porque creemos que Dios podrá hacer una diferencia en las vidas de aquellos a quienes servimos. También proporciona un poderoso espacio de reflexión para ayudar a los voluntarios a comenzar a procesar su experiencia y a escuchar la respuesta a la que puedan ser llamados. 

Una segunda parte esencial del elemento “reflexionar” del servicio es facilitar la formulación de preguntas de “por qué” sobre las causas de los problemas enfrentados durante nuestra labor. ¿Por qué la gente se queda sin hogar? ¿Por qué los niños de algunas partes de la ciudad no reciben una educación adecuada? Esta parte de la reflexión incluye preguntas y conversaciones sobre las causas subyacentes de situaciones injustas, sobre las relaciones humanas, creencias y valores, y sobre la responsabilidad personal y social. 

Nuestro trabajo como líderes es primero ayudar a los voluntarios a hacer estas preguntas y luego sugerir cómo las Escrituras y las enseñanzas de la Iglesia iluminan de forma única estos temas. Podemos comenzar haciendo preguntas sencillas, como “¿Dónde está Dios presente?” o “¿Dónde está presente el ‘rostro de Cristo’?” Pero detenerse aquí es insuficiente. Como líderes, debemos presentar a los voluntarios a la Doctrina Social de la Iglesia, una parte esencial de cualquier programa de servicio. A menudo llamado el “secreto mejor guardado” de la Iglesia, la triste verdad es que muchos de los que han pasado por años de educación católica todavía no saben que la Iglesia posee un rico cuerpo de enseñanzas que iluminan “con una luz que no cambia los problemas siempre nuevos que van surgiendo” en nuestro mundo (Papa Benedicto XVI, Caritas en Veritate, n. 12).  

Si en este momento se preguntan: “¿Cómo podemos enseñar a otros si nosotros mismos no sabemos mucho sobre la Doctrina Social de la Iglesia?” ¡No dejen que esto los detenga! No hay mejor momento que ahora para aprender más. Obtengan más información sobre las enseñanzas sociales de la Iglesia visitando el sitio web del Departamento de Justicia, Paz y Desarrollo Humano de la USCCB acerca los principios de la Doctrina Social de la Iglesia

Idealmente, la reflexión en torno a los proyectos de servicio no es la primera vez que los voluntarios deberían oír hablar de la Doctrina Social de la Iglesia, ya que la acción por la justicia es una “dimensión constitutiva” de nuestra fe. El servicio es el lugar ideal para que esta enseñanza tome realmente alas, pero es sólo el punto de partida. La reflexión que sigue, idealmente en un entorno facilitado en grupos pequeños, es lo que lleva la interacción de persona a persona durante el servicio al siguiente nivel, ofreciendo la oportunidad de una reflexión crítica a la luz de nuestra fe que es esencial para la formación de por vida de ciudadanos fieles. 

Transformar

El tercer paso del modelo es “Transformar”. La interacción con los vulnerables a través del servicio seguido de nuevas preguntas y el aprendizaje durante la reflexión debe conducir a un trabajo para transformar toda la sociedad. 

El proyecto de servicio ideal irá acompañado de oportunidades de abogacía y hacer otros esfuerzos para transformar estructuras injustas. Esto incluye considerar qué acciones se necesitan para abordar las causas fundamentales de la situación encontrada durante el servicio. La acción para la transformación tiene como objetivo abordar la injusticia sistémica y estructural y cambiar los valores y políticas que necesitan transformación o renovación. 

El Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, publicado por el Vaticano en 2004, nos recuerda: “La obra de misericordia con la que se responde aquí y ahora a una necesidad real y urgente del prójimo es, indudablemente, un acto de caridad; pero es un acto de caridad igualmente indispensable el esfuerzo dirigido a organizar y estructurar la sociedad de modo que el prójimo no tenga que padecer la miseria” (n. 208). El primer paso del modelo, “Actuar”, se centró en responder a las necesidades del “aquí y ahora”, mientras que el tercer paso, “Transformar”, se centra en esforzarse por reorganizar la sociedad. 

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Cualquier líder de servicio debe tener en cuenta una distinción esencial entre “Obras de Caridad” y “Justicia Social” lo que llamamos “Los dos pies del amor en acción”. Las obras caritativas como las que realizan los jóvenes durante el servicio ayudan a satisfacer las necesidades inmediatas de los individuos. Cuando servimos en comedores de beneficencia, donamos alimentos, ropa o dinero, o servimos como tutores o mentores para niños, o apadrinamos a una familia de refugiados, estamos realizando obras de caridad. El segundo “pie”, la “justicia social”, apunta a corregir problemas en comunidades a largo plazo. Abogar por políticas públicas justas y participar en proyectos comunitarios de autoayuda son ejemplos de justicia social. 

Se necesitan ambos pies de la acción social. El Papa Pío XI destacó la distinción entre los dos pies de la acción social hace más de 70 años: “La caridad no puede atribuirse este nombre si no respeta las exigencias de la justicia... es totalmente ilícita la pretensión de eludir con pequeñas dádivas de misericordia las grandes obligaciones impuestas por la justicia” (Divini Redemptoris, 50). De manera similar, en Cáritas en Veritate, el Papa Benedicto XVI señala que son necesarios tanto el encuentro directo con el prójimo como el trabajo por la justicia (n. 7). 

Así, los proyectos de servicio deben llevar a los voluntarios, en este paso final, a considerar su papel en la transformación de la sociedad, con todas sus políticas y estructuras, con la intención de eliminar las causas de la injusticia—para poner fin a la necesidad para comedores de beneficencia, refugios para personas sin hogar y programas de tutoría. 

En esta parte del modelo, los voluntarios deben crear un plan para ayudar a transformar el mundo para la justicia—por ejemplo, escribiendo cartas a sus congresistas, educando a otros o uniéndose a un esfuerzo de defensa local relacionado con los temas abordados en el servicio. Por ejemplo, para abordar la falta de vivienda, los voluntarios podrían abogar por el apoyo a la financiación de programas de capacitación laboral o viviendas asequibles para personas de bajos ingresos. 

La verdadera interacción con el rostro de Cristo en los necesitados también debería dejar a cada voluntario transformado a nivel personal. Además de tomar medidas para ayudar a transformar la sociedad, también se debe animar a los voluntarios a identificar los cambios que pueden hacer en sus estilos de vida, decisiones diarias y visiones del mundo para vivir mejor su fe en la vida cotidiana a través de una mayor solidaridad con otros necesitados en sus comunidades y en el mundo. 

“Actuar, Reflexionar, Transformar” es un proceso sencillo que, cuando se implementa, tiene el potencial de conducir a un deseo real y sostenido de vivir la propia fe y trabajar por la transformación del mundo necesitado. El modelo es lo suficientemente flexible como para implementarse de diversas maneras. Un líder que organiza un proyecto de servicio para un grupo puede reunir a los participantes posteriormente para un período de reflexión y transformación. En una situación en la que los voluntarios individuales están finalizando proyectos de servicio por su cuenta, el modelo aún se puede implementar a través de una tarde de reflexión en la que todos se reúnen para “reflexionar” juntos sobre sus experiencias de servicio, aprender sobre la Doctrina Social de la Iglesia y hacer preguntas de “por qué”, y considerar cómo podrían ser llamados a “transformar” nuestro mundo en un lugar más justo. 

Este artículo es una adaptación del artículo original, “From warm and fuzzy to transformational: Taking service projects to the next level” [De lo sentimental a lo transformador: Llevando los proyectos de servicio al siguiente nivel], en la revista Formed, por Jill Rauh, Coordinadora de Asuntos de Alcance y Adolescentes y Jóvenes Adultos del Departamento de Justicia, Paz y Desarrollo Humano. * 

Para obtener más información sobre el modelo Actuar, Reflexionar, Transformar, consulte el manual de recursos, Siguiendo las huellas de Jesús: Manual de recursos sobre la enseñanza social católica (USCCB, 2010). 

*Jill Rauh es ahora la Directora de la Oficina de Educación y Alcance del Departamento de Justicia, Paz y Desarrollo Humano.