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Cuarta Parte. La Oración: La Fe Orada
• El misterio divino va más allá de nuestra comprensión e imaginación.
Llamamos a Dios “Padre” solo porque Jesús, el Hijo de Dios hecho
hombre, lo reveló como tal.
• Por nuestra unión con Cristo por el Bautismo, recibimos la gracia de
una relación filial adoptiva con el Padre. Esto engendra en nosotros
una nueva forma de entendernos a nosotros mismos basada en esta
extraordinaria intimidad con el Padre y el Hijo.
• La oración al Padre nos incita a ser como Él y a adquirir un corazón
humilde y confiado (cf. CIC, no. 2800).
• “‘Que estás en el cielo’ no designa un lugar sino la majestad de Dios
y su presencia en el corazón de los justos. El cielo, la Casa del Padre,
constituye la verdadera patria hacia donde tendemos y a la que ya
pertenecemos” (CIC, no. 2802).
• “En el Padrenuestro, las tres primeras peticiones tienen por objeto
la Gloria del Padre: la santificación del nombre, la venida del Reino
y el cumplimiento de la voluntad divina. Las otras cuatro presentan
al Padre nuestros deseos: estas peticiones conciernen a nuestra vida
para alimentarla o para curarla del pecado y se refieren a nuestro
combate por la victoria del Bien sobre el Mal” (CIC, no. 2857).
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Santificado
significa “hacer santo”. Nosotros no hacemos santo el
nombre de Dios; Dios es la fuente de su propia santidad que es su
perfección y su gloria. Santificamos el nombre de Dios dando honor,
mostrando respeto y adorando a Dios (cf. CIC, no. 2807). Damos
testimonio de la santidad de Dios haciendo su voluntad, siendo
gente de oración y estableciendo las condiciones terrenas por la que
la santidad de Dios es manifestada.
• “Venga a nosotros tu Reino” dirige nuestra atención a la venida final
de Jesucristo y la realización plena de su Reino. Este era el grito orante
de los primeros cristianos que tendían un sentido vívido de la venida
final de Jesucristo —¡Marana Tha! “Ven, Señor Jesús” (Ap 22:20).
• “En la tercera petición, rogamos al Padre que una nuestra voluntad
a la de su Hijo para realizar su Plan de salvación en la vida del
mundo” (CIC, no. 2860).